Finalmente, una Autoridad Chilena le dice No a HidroAysén

Este artículo se publicó originalmente el 20 de junio 2011, en Switchboard.

Hoy, la Corte de Apelaciones de la ciudad de Puerto Montt detuvo todos los procesos de construcción y permisos para los cinco proyectos de las mega-represas de HidroAysén, que recibió su aprobación ambiental a principios de mayo, hasta que la Corte tome una decisión sobre una apelación pendiente. De esta manera, la Corte se convirtió en la primera autoridad en Chile en hacer frente a este gigante proyecto y a la intensa presión política para que se construyera. Aunque la decisión final sobre la apelación es aún incierta, el anuncio de la Corte de hoy ha sido una rara victoria para el derecho ambiental sobre los intereses de las grandes empresas.

La apelación, presentada conjuntamente el 9 de junio por los ciudadanos y miembros del Parlamento, sostiene que la aprobación ambiental de HidroAysén fue arbitraria, ilegal y violaba los derechos constitucionales de los habitantes locales. El caso por lo general sería manejado por la Corte de Apelaciones de Coyhaique, la capital de la Región de Aysén, donde las represas son previstas a ser construidas, donde se concedió la aprobación y, donde el recurso fue archivado. Sin embargo, varios de los ministros que forman parte del Tribunal se recusaron del caso debido a los conflictos de interés, por lo que el caso fue trasladado a la región vecina.

HidroAysén, una empresa privada formada por dos de las compañías de energía más grande de Chile, planea construir cinco represas en dos de los ríos más poderosos de la Patagonia, el Baker y el Pascua. El proceso de revisión ambiental de estas represas, que comenzó en agosto de 2008, ha estado plagado de irregularidades procesales, pruebas de corrupción y denuncias de que la participación obligatoria del público fue solo una formalidad. Después de casi tres años de revisión y más de 15.000 páginas de información de evaluación sobre el impacto ambiental, la empresa fallo en presentar la información relevante y esencial necesaria para su aprobación. El impacto total del proyecto aún se desconoce, sobre todo porque la evaluación nunca se refirió a las 1.300 millas de línea de transmisión que HidroAysén tendría que construir para transportar la producción eléctrica a la red principal hacia el norte. Si se construye, el proyecto abriría la región, todo virgen y rocoso, a otras explotaciones comerciales. La empresa y el gobierno ignoraron ambos estudios técnicos que demostraban que HidroAysén no es necesario, y que las energías renovables y la eficiencia son opciones mucho mejores. Sin embargo, el 9 de mayo, las autoridades votaron a favor de las represas de HidroAysén.

Con el presidente Sebastián Piñera públicamente diciendo que Chile necesita grandes centrales hidroeléctricas para satisfacer la futura demanda de energía, la presión política para dar el visto bueno sin duda fue muy fuerte. La opinión pública, sin embargo, está creciendo más en contra de las represas. Justo antes de la aprobación, una encuesta de Ipsos mostró que el 61,1 por ciento de los chilenos estaban en contra del desarrollo hidroeléctrico a gran escala en la Patagonia. Desde la aprobación, el número ha crecido hasta un 74 por ciento. Otro reciente sondeo mostró que la tasa de aprobación de Piñera está en un nivel muy bajo del 36 por ciento, debido en gran parte a la aprobación de HidroAysén. Decenas de miles de personas han estado protestando con regularidad en todo el país.

Tomé este video en una manifestación en Santiago el 20 de mayo, cuando 40.000 personas se dirigían al Palacio Presidencial para protestar por HidroAysén

Hoy en día, la Corte de Apelaciones de Puerto Montt comunicó claramente al Presidente, a HidroAysén y al público en general que este Tribunal valora el imperio de la ley sobre los intereses de la empresa privada, y no ve la necesidad de apresurar la construcción de las represas. Esperemos que, después de revisar los hechos y pruebas presentados en la apelación, la Corte mantenga los valores y detengan este proyecto destructivo e innecesario para bien.