El reciente enfoque en los falsos dilemas energéticos pasa por alto el potencial chileno de energía limpia

Escrito el miercoles, 24 de agosto

En las últimas semanas, la discusión sobre el propuesto proyecto hidroeléctrico de la empresa HidroAysén enfoca dos “dilemas falsos.” El primero es la idea de que la futura cartera energética de Chile necesita depender de las grandes centrales hidroeléctricas o termoeléctricas. El segundo, es que el presidente Sebastian Piñera está obligado a escoger entre la protección ambiental o los avances económicos durante el proceso de crear su agenda política, la cual afectará la decisión de su gobierno sobre la aprobación de la evaluación ambiental de HidroAysén.

Un profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile dijo recientemente a Bloomberg News que, “sin HidroAysén, Chile tendría que construir más termoeléctricas.” El presidente Piñera proyectó que el suministro de la electricidad nacional necesitaría duplicarse en los próximos diez años a casi 20.000 MW, una afirmación que HidroAysén y otras grandes empresas energéticas usan para justificar el desarrollo agresivo de grandes proyectos energéticos convencionales. Pero, la fuente de esta proyección no es pública. Las estimaciones públicas gubernamentales más recientes estuvieron hechas antes de la crisis económica mundial y del devastador terremoto de febrero, ambos afectaron el uso de la electricidad negativamente. Estas proyecciones no tienen ninguna base razonable y son mucho más altas que las últimas tendencias de aumento en Chile. Un estudio técnico de 2009 por expertos chilenos e internacionales demostró que esas estimaciones del gobierno son inexactas. Por ejemplo, la información de 2008 dijo que la demanda crecería un promedio de 5.5% hasta 2025. En realidad, la tasa de crecimiento de demanda fue -1.2% en 2008 y -0.2% en 2009.

Este mismo estudio también mostró que la capacidad instalada de todos los proyectos energéticos que Chile ya tiene construidos, más los que se encuentran bajo construcción o en el proceso de aprobación ambiental hasta 2025, serían suficientes para las proyecciones gubernamentales de 2008, específicamente cuando el aumento modesto de energías renovables no-convencionales* y la eficiencia energética está incluida y sin HidroAysén. Aún más, usando sus propias y más actualizadas proyecciones, los autores demostraron que para 2025, Chile en realidad podría retirar el 40% de las centrales termoeléctricas ya planeadas. Lo que, no solamente muestra que HidroAysén no es necesaria, sino que no hay razón de tener ninguna prisa para aprobar este o cualquier otro proyecto de enormes e impactantes consecuencias, como son las termoeléctricas.

Sin embargo, los partidarios de ambos  las grandes hidroeléctricas y carbón, continúan con sus proyectos, como se demostró recientemente con la aprobación ambiental para la termoeléctrica Barrancones, la cual es propuesta al lado de la reserva marina Punta de Choros. En octubre, el proceso de evaluación ambiental de HidroAysén seguirá.  A pesar de presentar una supuesta decisión entre el carbón o las hidroeléctricas,  parece que se trata de una situación en la cual se acepta ­ambos el  carbón  y   las hidroeléctricas.  Mientras tanto, el gobierno no hace nada para examinar el real aumento de la demanda de energía durante las próximas décadas y hace muy poco para avanzar la eficiencia energética, la cual cuesta una fracción de los precios de otras tecnologías y representa el suministro energético más rápido, barato y limpio para Chile.

En lugar de aprobar las masivas y dañinas centrales convencionales, Chile tiene suficiente tiempo para dar un paso atrás, para tener un diálogo honesto y abierto sobre todas sus fuentes energéticas existentes, y así crear un plan coherente y estratégico, como ya recomendó la Agencia Internacional de Energía en su Revisión de la Política Energética, 2009. Un proceso como este ampliaría el cerrado punto de vista que se tiene acerca de las plantas “hidroeléctricas o de carbón” para incluir también la sorprendente variedad de los recursos de energías renovables no-convencionales como la energía solar, geotérmica, eólica, mini hidráulica, biomasa, mareomotriz y undimotriz al igual que la eficiencia energética. El análisis técnico de 2009 concluyó que para 2025, más de 4.380 MW de la producción de energía chilena podrían venir de energías renovables no-convencionales y más de 3.000 MW de la eficiencia energética, lo que equivale a más de 2,5 veces la capacidad propuesta por HidroAysén. La mezcla apropiada de estos recursos podría significar que ni HidroAysén ni sus equivalentes de carbón son necesarios, por lo que Chile podría pagar menos por su electricidad y al mismo tiempo salvar miles de vidas debido a una mejor calidad del aire.

Estas figuras son realistas. Nuevos datos indican que solo la energía geotérmica puede contribuir 1.500 MW a las dos redes más grandes de Chile lo que equivaldría a que alrededor de 50.000 hogares disfrutarían de los beneficios de los paneles solares para 2011. El presidente Piñera puso una nueva meta para hacer que un 20% de la producción energética nacional venga de recursos renovables no-convencionales. Al hacerlo, él Presidente también demostró que la protección ambiental y la economía están en su agenda. Esas no son opciones exclusivas, por el contrario, con un grupo correcto de políticas, que pueden ser reforzadas conjuntamente de manera que estimulen el incremento económico y los empleos. El perseguir la energía limpia no es solamente un imperativo global, para mitigar el cambio climático, pero también es una oportunidad enorme para hacer negocios.

El presidente Piñera es bien conocido por crear el parque Tantauco en la Isla Chiloé, durante la pasada campaña presidencial, el  ahora presidente Piñera publicitaba sus credenciales verdes. También, hizo campaña con promesas de aumentar la economía un 6% anualmente además de crear 1 millón de empleos. Ahora, durante la formación de su agenda presidencial, la discusión es “¿cuál de estos dos lados del Presidente ganará? ¿Apoyarán sus políticas a sus prioridades ambientales o de negocio?

Este enfoque tan estrecho ignora el verdadero hecho de que la protección ambiental puede ayudar a crecer la economía. La conservación y el eco-turismo, los edificios verdes y la planificación inteligente, además de una transportación pública que reduzca la dependencia de combustibles sucios, la eficiencia energética y renovable no-convencionales son todos sectores que, cuando estén fomentados, crearán empleos, mejorarán la salud pública y aumentarán el desarrollo de una manera limpia y sustentable. Si Chile tiene una discusión honesta y abierta sobre la futura vía correcta para el sector energético, los chilenos probablemente van a ver que estos dilemas falsos, presentes diariamente en los medios de comunicación son engañosos.

La meta gubernamental para duplicar el consumo de energía en los próximos diez años tendrá costos enormes tanto económicos como ambientales, los cuales estarán fijos para al menos una generación. Chile puede aumentar su economía de una forma más rápida, más limpia y más inteligente si asegura la energía que está usando más inteligentemente en cada sector. Si el Presidente escoge impulsar el desarrollo de estas industrias modernas y limpias, el puede, al mismo tiempo, lograr sus metas de campaña y proteger el medio ambiente. Haciendo esto, él ayudaría a Chile a realizar su potencial como un líder energético en Latinoamérica.

Todo esto se podría lograr sin los innecesarios, caros y destructores proyectos hidroeléctricos, como HidroAysén, o las grandes plantas termoeléctricas, como Barrancones.

*En Chile, la frase “energías renovables no-convencionales” se usa para excluir centrales hidroeléctricas de una capacidad de más de 20MW.