Latinoamérica es parte de la solución climática

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El deshielo de sus glaciares, las tormentas más extremas  y las sequías sin precedentes dan evidencia de que América Latina está en la línea de fuego del cambio climático. Sin embargo, la región también es un laboratorio de soluciones y en los últimos años varios países han demostrado que están dispuestos a tomar acciones para enfrentar el cambio climático, comprometiéndose a reducir emisiones, proteger  sus bosques y  alcanzar metas de producción eléctrica con fuentes renovables. El acuerdo de Lima que surgió tras las negociones climáticas que se llevaron a cabo en aquella ciudad (COP20) es un llamado a la acción por parte de todos  los países . En vista de esto, es necesario que los países de Latinoamérica tomen medidas para asegurar que los compromisos adquiridos como parte de las negociaciones internacionales sobre el clima se reflejen en acciones concretas a nivel nacional que ayuden a alcanzar objetivos climáticos y de desarrollo sostenible.

En la COP20 vimos que los países latinoamericanos están dispuestos a ser parte de la solución. Los países de la región reiteraron sus objetivos actuales, proporcionaron actualizaciones sobre el progreso de sus planes de mitigación y adaptación, y en algunos casos anunciaron nuevos esfuerzos. Por ejemplo, una coalición de ocho países (México, Perú, Guatemala, Colombia, Ecuador, Chile, Costa Rica y El Salvador) se comprometió a restaurar 20 millones de hectáreas de bosques degradados para el año 2020. Perú y Chile también firmaron un acuerdo de cooperación ambiental para fortalecer capacidades y desarrollar políticas orientadas a cumplir con sus respectivos compromisos internacionales. Algunos países de América Latina también anunciaron contribuciones al Fondo Verde para el Clima, el mecanismo financiero establecido para apoyar las medidas de mitigación y adaptación en los países en vías de desarrollo. Perú y Colombia prometieron aportar US$6 millones cada uno y México anunció que contribuiría con US$10 millones. En las semanas anteriores a la COP20, Panamá también había anunciado su propia contribución de US$1 millón. Si bien estas contribuciones al Fondo Verde están muy lejos de ser las más cuantiosas, mandan un poderoso mensaje de que todos los países pueden – y deben – tomar medidas para enfrentarse al cambio climático.

La discusión actual no debe centrase sobre si un país es rico o pobre, del Norte o del Sur, o si sus emisiones son altas o bajas. Se debe centrar en quién está tomando los pasos necesarios para ayudar a construir un futuro bajo en carbono y quién no lo está haciendo. Como señaló la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, durante el segmento de alto nivel de la COP, tener emisiones comparativamente bajas no es impedimento para ser parte de la solución.

Los compromisos climáticos internacionales deben traducirse en acciones a nivel nacional

La buena noticia es que los esfuerzos para reducir las emisiones – aumentar la energía limpia, mejorar los sistemas de transporte, proteger  los bosques, etc. – también contribuyen a crear comunidades más limpias, saludables y resilientes. Es por ello que es tan importante que el liderazgo climático que hemos visto surgir desde América Latina se traduzca en acciones concretas a nivel nacional y en marcos de políticas claras que permitan una transición hacia un futuro bajo en carbono. Es necesario lograr convergencia entre los esfuerzos climáticos internacionales y los nacionales.

Durante la COP en Lima, NRDC colaboró con el  Climate and Development Lab de la Universidad de Brown y el think tank climático Nivela  para organizar un evento paralelo que exploró esta cuestión. El evento reunió a representantes de gobiernos, organizaciones de la sociedad civil, instituciones de investigación y del sector empresarial de toda la región, para un diálogo sobre la necesidad de asegurar la convergencia entre los esfuerzos climáticos internacionales y nacionales. El panel incluyó a representantes de Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, México y Perú (ver una lista de participantes aquí) que se centraron en cuestiones relacionadas con las ciudades, la energía y los bosques. A continuación  incluyo algunas  conclusiones del evento y también se pueden dar una idea de la discusión en el hashtag #LACC2020:

  • Es esencial que las ciudades de América Latina consideren la inclusión social y la sostenibilidad durante la planificación y toma de decisiones, en particular en materia de transporte urbano. América Latina es una de las regiones más urbanizadas del mundo y los panelistas destacaron la necesidad de encontrar soluciones en el sector transporte para reducir las emisiones, mejorar la calidad de vida y fortalecer la cohesión social de las ciudades. Un paso concreto que los países pueden tomar en este sentido es hacer frente a las emisiones de combustibles diésel provenientes del sector transporte. En este enlace pueden leer más acerca de un nuevo informe que publicó NRDC sobre cómo reducir las emisiones de diésel en América Latina resultaría en beneficios casi inmediatos tanto para el clima como para la salud pública.
  • Las políticas energéticas deben contribuir a la reducción de emisiones y ayudar a impulsar las energías renovables y la eficiencia energética. La región en su conjunto es muy rica en recursos energéticos renovables y hay grandes oportunidades para impulsar la eficiencia energética. Sin embargo, los sistemas de energía requieren una planificación a largo plazo y es por eso que es esencial que las políticas energéticas de hoy estén alineadas con metas de reducción de emisiones y objetivos para la generación de electricidad con energías renovables. En el caso de México, se destacó que el proceso de la reforma energética en curso ha sido lento en abordar el tema de las energías renovables y ratificar los objetivos de reducción de emisiones existentes. Esto es una aparente incongruencia entre los compromisos climáticos asumidos por el país y  la política energética nacional. Adecuar su política energética para cumplir con las metas de reducción de emisiones y energía renovable es una oportunidad clave que México no debe desaprovechar.
  • América Latina debe continuar la mejora de su capacidad de manejo y protección de los bosques. Los panelistas señalaron algunos esfuerzos positivos, tales como el compromiso de Perú de proteger 54 millones de hectáreas de bosques, el financiamiento de un fondo forestal mediante impuestos a los combustibles fósiles en Costa Rica, y la ley de promoción forestal en Chile que ayudó a reducir las emisiones del país. Pero también existe un reconocimiento de que aún queda trabajo por hacer. Los países deben ser más ambiciosos en la protección de los bosques y trabajar en la difícil tarea de avanzar con la titulación de tierras, resolver factores  que impulsan la deforestación como la tala y la minería ilegal, y trabajar más estrechamente con las comunidades indígenas.
  • En la diversidad se puede encontrar la fuerza. A lo largo del diálogo un tema común que surgió fue que, si bien siguen existiendo retos, América Latina puede contribuir de forma significativa a los esfuerzos para enfrentar el cambio climático. La diversidad de la región es parte de esto. Los panelistas señalaron que es en las ciudades, las comunidades, las empresas y la sociedad civil donde se pueden encontrar e implementar las soluciones necesarias.  Y, en efecto, necesitamos todas las manos disponibles a la obra.

Hay enormes oportunidades para hacer realidad  los compromisos climáticos internacionales de América Latina. Para ello los gobiernos deben trabajar con las empresas y la sociedad civil, en las ciudades grandes y pequeñas, con las comunidades urbanas y rurales, así como a través de fronteras cuando sea necesario. Es importante recordar que la acción climática en Latinoamérica se trata de mucho más que las emisiones. Actuar para enfrentar el  cambio climático en América Latina se trata fundamentalmente de escoger qué tipo de desarrollo se quiere en la región. Se trata de construir las sociedades y las comunidades que sus ciudadanos se merecen y  que se pueden lograr si se toman decisiones correctas en  materia de energía, transporte y recursos naturales.

Publicado originalmente en inglés en este enlace.

Foto: NRDC