Obama debe llevar "la buena energía" a Chile

Durante la visita a Chile del Presidente Obama, la energía limpia debe ser una prioridad en su agenda. Chile es un país pequeño y bastante diferente al nuestro, pero se encuentra al borde de un desastre en lo que respecta a política energética, su éxito o fracaso al enfrentar los retos de energía probablemente fijaran el rumbo de Latinoamérica.

El sector energético de Chile, me recuerda a algunas de las primeras líneas del poema “El camino no elegido” de Robert Frost: “Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo… largo tiempo estuve de pie. Mirando uno de ellos tan lejos como pude… Entonces tomé el otro… habiendo tenido quizás la elección acertada. Pues era tupido y requería uso…” Espero que el lector perdone mis licencias con el poema.

Lamentablemente, Chile se ve a punto de tomar la ruta comúnmente usada, la cual lo conducirá hacia un futuro contaminado y costoso.

La primera vez que visité Chile hace casi seis años, el gobierno empezaba a tomar la energía limpia en serio, el país se tambalea en una crisis energética provocada por el exceso de inversiones en recursos de energía insegura y dañina. En la década de los 90, el gobierno aprobó una serie de proyectos controversiales en el sector hidroeléctrico y luego apostó en la producción de gas natural mediante la construcción de gasoductos para transportar gas desde Argentina. Después de grandes inversiones hidroeléctricas y de gas, Chile pasó gran parte de la última década sufriendo debido a las sequías y los cortes de la línea de gas por los argentinos.

Como resultado, los precios de la energía en Chile permanecen en un sube y baja y los problemas de contaminación han empeorado ya que las centrales de gas fueron transformadas para trabajar con el peligroso y costoso diesel. Al principio, el gobierno pareció tomar la eficiencia energética seriamente con la creación de la Agencia Chilena de Eficiencia Energética, al establecer  un programa de etiquetado de productos eléctricos y la subvención del alumbrado eficiente. Hasta el país parecía interesado en energía renovable al establecer una norma de energía renovable, que aunque pequeña, era y sigue siendo la primera de su tipo en Latinoamérica. ¿Y por qué no?, Sí Chile tiene uno de los mejores recursos solares en el mundo y un alto potencial para la energía geotérmica y eólica tanto mar adentro como en tierra. Actualmente algunos de estos recursos son comercialmente viables, sin subsidios, que podrían ponerse en práctica rápidamente para diversificar el suministro de energía mientras se mantienen los costos de energía relativamente bajos.

Cuando el presidente Piñera llegó al poder en 2010, todo parecía indicar una continuación de los esfuerzos previos en energía limpia, pero hasta ahora, el gobierno de Piñera no ha logrado los siguientes resultados: 

  • El nuevo gobierno prometió nuevas metas en energía renovable que alcanzarían un 20% para 2020, pero aún no tiene un plan finalizado al respecto y mucho menos se ha elaborado una propuesta legislativa. 
  • ¿Acaso está la eficiencia energética desapareciendo del mapa? Cuando llegué por primera vez a Chile, la Agencia Chilena de Eficiencia Energética estaba repleta de jóvenes profesionales brillantes tras la búsqueda de oportunidades y con ganas de aportar beneficios reales, pero después de 6 años, la agencia todavía no ha publicado una sola norma de eficiencia energética.
  • Oportunidades perdidas: tras el terrible terremoto de 2010, Chile debió enfocarse en la construcción de viviendas y negocios que liberen al pueblo de los altos costos de energía, pero hay pocos indicios de que el gobierno aprovechó esta oportunidad. 
  • El camino... recorrido: la semana pasada el gobierno aprobó una nueva y ENORME planta a carbón, Castilla, que si se construye representaría el 13 % de la capacidad total de generación eléctrica en Chile. La construcción de esta planta a carbón sería un error colosal, el mismo error que Chile (y el resto del mundo) ha cometido demasiadas veces razonado bajo la misma mentira, la realidad es que a largo plazo, los combustibles fósiles no son baratos ni fiables. 
  • El gobierno de Piñera explora cada vez más la “alternativa nuclear”. Hablar de la energía nuclear, la opción más cara y más arriesgada jamás concebida, debe parecer ridícula en un país pequeño, sin infraestructura reglamentaria nuclear alguna, donde la economía de libre comercio es de gran importancia. Al parecer, el gobierno no cae en cuenta de esto.
  •  Opciones para el futuro: este año Chile tendrá que decidir sobre una serie de proyectos de carbón e hidroeléctricas, tales como “no a las represas” o la propuesta designada para construir represas en los ríos de la Patagonia. ¡La represa estaría situada a una distancia de más de 2.092 kilómetros de la red de centrales eléctricas!

Afortunadamente, Chile puede elegir un camino mucho más limpio y más verde, esta es la razón por la cual el viaje del presidente Obama es tan importante. Hay indicios pequeños y señales grandes de que el gobierno sigue estudiando una mejor política de energía. Se deben redoblar esfuerzos: Chile puede aprovechar el recurso de la eficiencia en los  sectores mineros, industriales, comerciales y residenciales además de trabajar para reducir el crecimiento de la demanda, en lugar de seguir confiando en costosos y enormes proyectos de energía. Bien puede llenar sus requisitos de energía con sus propios recursos naturales renovables que además resultan ser los mejores del mundo.

El camino hacia un futuro de energía limpia requerirá de un liderazgo audaz al estilo prometido por ambos presidentes Piñera y Obama. Desde que asumieron el cargo, los dos líderes muestran un interés mutuo en la cooperación mundial en temas de energía limpia. Ahora es el momento de cumplir. El próximo año los líderes de todo el mundo se reunirán en la Cumbre de la Tierra “Río+20” en la cual Obama y Piñera deberían ser los primeros en comprometerse con un plan de energía limpia para el hemisferio que maximice la eficiencia energética, establezca metas firmes en materia de energía renovable y le ponga un paro a la inversión en proyectos de energía sucia.