El mensaje del Papa Francisco y el comercio de derechos de emisión en California

Les comparto este blog de mi colega Ralph Cavanagh, el cual además de clarificar una malinterpretación de la encíclica papal por un periódico local importante, explica, de manera concisa, el esfuerzo multiforme de California por combatir el cambio climático:

El papa crítica el comercio de derechos de emisión en California leía el titular de un diario de San Francisco en su cobertura inicial sobre la declaración más importante del Papa Francisco sobre el cuidado ecológico y el cambio climático (Sobre el cuidado de la casa común). Pero una inspección detenida de la encíclica revela que este simplemente no es el caso. En su énfasis sobre la urgencia de prevenir trastornos climáticos de manera que también se enfoquen en prevenir la inequidad, la encíclica del Papa ofrece apoyo adicional al enfoque polifacético que California ha tomado para reducir la contaminación de carbono.

Esta es la frase de la encíclica (entre miles) que podría posiblemente malinterpretarse: "La estrategia de compraventa de « bonos de carbono » puede dar lugar a una nueva forma de especulación, y no servir para reducir la emisión global de gases contaminantes". [Parrafo 171] Esta es una precaución razonable y desafortunadamente existen muchos ejemplos de planes fallidos que pagan por no contaminar que lo ilustran alrededor del mundo (el Prof. Michael Wara de Stanford ha hecho una crónica de los peores ejemplos, algunos de los cuales terminaron provocando más contaminación cuando la meta era reducirla.).

Pero nada de eso ocurre en California. En vez, el estado ha establecido límites exigibles sobre las emisiones de gases de efecto invernadero con el uso de mecanismos basados en el mercado para reducir el costo de la reducción de emisiones. El estado subasta un número limitado de bonos de carbono a las refinerías de petróleo y empresas de servicio público que suministran la electricidad y, de las ganancias, procura rebajas en las cuenta de los consumidores e invierte el resto en tecnologías de energía limpia (con enfoque en las comunidades de bajos ingresos).

Este mecanismo de bonos de carbono es tan solo una de las estrategias integradas que California utiliza para reducir la contaminación de carbono; otras incluyen: Incentivos para aumentar la eficiencia energética; normas de eficiencia energética; metas agresivas para aumentar la energía renovable; cambio de uso de terrenos y protección forestal. Las inequidades que destaca elocuentemente el papa siempre han cobrado resonancia en California y eliminarlas figura prominentemente en la cartera de soluciones climáticas del estado.

La política climática de EE.UU. se mueve en dirección paralela al Plan de energía limpia de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), el cual abre las puertas para que los propietarios de centrales a carbón tomen parte en el comercio de bonos de carbono como parte de las medidas que nos encaminarán hacia reducciones importantes de contaminación (30 por ciento para 2030 comparado con los niveles de 2005). Este programa tiene sus cimientos en el éxito de medidas basadas en el mercado previamente utilizadas para reducir la lluvia ácida, exterminar la contaminación de plomo, y reducir el hollín y el smog interestatal.

El Papa Francisco también claramente apoya las medidas más rápidas y baratas para reducir la contaminación de carbono, las cuales implican el ahorro de energía [párrafos 180-181]. Apropiadamente recalca que: "Esto implica favorecer formas de producción industrial con máxima eficiencia energética y menos cantidad de materia prima, quitando del mercado los productos que son poco eficaces desde el punto de vista energético o que son más contaminantes." California cumple con este ideal y los gobernadores Schwarzenegger y Brown estarían de acuerdo con el papa en que: "Es indispensable la continuidad, porque no se pueden modificar las políticas relacionadas con el cambio climático y la protección del ambiente cada vez que cambia un gobierno."

California no necesitó de la bendición papal para desarrollar sus políticas climáticas, que se iniciaron hace, por lo menos, cuatro décadas. Pero bienvenida sea, libre de malinterpretaciones.

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