Tus elecciones alimenticias tienen un grave impacto sobre el cambio climático

Las centrales eléctricas son las mayores fuentes de la contaminación de carbono en EE.UU. y el Plan de Energía Limpia de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) está a punto de reducirla. Sin embargo, existe una herramienta nueva que calcula los gases de efecto invernadero (GEI) a nivel global que además de demostrar la importancia de las estrategias de energía, también expone el impacto de otra solución climática menos conocida: las opciones alimenticias.

Las dietas altas en carne de animales rumiantes como las vacas, ovejas y cabras forman una parte importante de los GEI. La crianza de los animales de pastoreo requiere mucho terreno, tierras que bien podrían ser forestadas para absorber el carbono del aire. Las vacas y otros animales rumiantes, con sus sistemas digestivos de tres cámaras, también producen más metano que los cerdos y las aves.

En Estados Unidos está creciendo el número de personas que reconocen que una dieta alta en alimentos de origen vegetal es mejor para nuestra salud y el planeta. El comité que propone las directrices alimenticias en EE.UU. recientemente recomendó que los habitantes coman más plantas y menos carne por cuestiones de salud como para la protección ambiental.

Aquí en NRDC, también sabemos que la forma en cómo se produce la carne también afecta al ambiente. Las grandes granjas industriales que producen la mayoría de la carne que el país consume son la mayor fuente de contaminación del agua. Las prácticas comunes de las granjas, incluyendo el manejo de los desperdicios y el mal uso de los antibióticos, perjudican la tierra, el aire y el clima y también contribuyen a una creciente crisis de salud pública: la resistencia a los antibióticos.

Pero los agricultores y ganaderos alrededor del país y el mundo entero a diario nos enseñan que se pueden criar pollos, cerdos y vacas de manera que no perjudique la salud humana, animal o del planeta. Mis colegas en NRDC trabajan con agricultores y ganaderos para fomentar técnicas que protejan la salud pública y el medio ambiente y lograr que el gobierno y los compradores principales cambien políticas que favorecen procesos peligrosos para la salud en la agricultura.

Los consumidores jugamos un papel importante en el cambio hacia un sistema alimenticio que respete el clima. Aun pasos pequeños como comer alimentos a base de vegetales una vez por semana ayudan. Este cambio sencillo te ahorra dinero para poder invertir en la compra de carnes más saludables producidas por ganaderos cuyas operaciones contaminan menos. Al comer menos carne y escoger carne con menos impactos ambientales cuando la ingerimos, protegemos el aire, el suelo, el agua y el clima que nos sustenta a todos.

También te comparto esta entrevista de PBS NewsHour donde hablo sobre el desperdicio de comida:

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