El informe más definitivo sobre el cambio climático en EE.UU.

La quema de carbón, petróleo y gas está cambiando el clima global más rápido que en cualquier otro momento en la historia moderna, amenazando nuestra seguridad nacional, nuestra prosperidad económica y el futuro de nuestros hijos.
Los efectos de la tormenta tropical Irma en Charleston, Carolina del Sur
Credit: Mic Smith/Prensa Asociada

La nueva Evaluación Nacional del Clima es una advertencia grave de que los impactos devastadores del cambio climático están aquí y empeorarán.

La quema de carbón, petróleo y gas está cambiando el clima global más rápido que en cualquier otro momento en la historia moderna, amenazando nuestra seguridad nacional, nuestra prosperidad económica y el futuro de nuestros hijos. Todo esto empeorará, quizás de manera inimaginable, a menos que cambiemos hacia formas más limpias y más inteligentes para impulsar nuestro futuro, tenemos que actuar ahora, porque se nos acaba el tiempo.

Esa es la conclusión de la nueva Evaluación Nacional del Clima, el informe más definitivo que hemos compilado sobre el cambio climático en los Estados Unidos. La revisión cuatrienal ordenada por el Congreso reúne a expertos de 13 agencias federales para conectar los puntos de lo que nos dice la ciencia y lo que estamos viendo en nuestros televisores, nuestros periódicos y en nuestro diario vivir. “Los impactos y los costos del cambio climático ya se sienten en los Estados Unidos”, resume el informe. “Los riesgos futuros del cambio climático dependen principalmente de las decisiones tomadas hoy”.

En poco más de un siglo, la temperatura ha subido 1,8 grados Fahrenheit, en promedio, en todo el territorio continental de los Estados Unidos. Puede que no parezca mucho, pero es rehacer el mapa de Estados Unidos y altera el país de manera que impacta todos los aspectos de nuestras vidas.

Los rancheros de Nebraska, los cultivadores de trigo de Kansas y los granjeros de Oklahoma se ven amenazados por un clima más cálido y sequías prolongadas que combinados queman las tierras utilizadas para cultivo; estresa el ganado, las aves de corral y los cerdos; y agotan las fuentes subterráneas de agua usadas para riego y agua potable. Los incendios forestales como los que destruyeron a comunidades enteras de California este año son cada vez más devastadores en gran parte del oeste americano a medida que el aire más seco y cálido convierte los lugares silvestres en cajas de yesca y extiende una gama de plagas que matan a los árboles por millones.

Casas arrasadas por el fuego Carr en Redding, California
Credit: Noah Berger/Prensa Asociada

Las comunidades costeras de Louisiana se están desvaneciendo en ciertas áreas debido al aumento de los océanos, las zonas hundidas elevan las aguas del océano hasta tres pies más que hace tres generaciones. En la ciudad portuaria de Charleston, Carolina del Sur, las mareas altas son suficientes para inundar las calles 50 días al año. El aumento del nivel del mar, la marejada ciclonica y el aumento de las inundaciones ponen en riesgo más de $1.4 billones de dólares en casas privadas y negocios a lo largo de las costas de la nación.

Desde los Grandes Lagos hasta los Everglades de la Florida, un clima más cálido combinado con la escorrentía de las ciudades y las granjas crea brotes tóxicos masivos de algas que matan peces, aves y otros animales silvestres y enferman a las personas. Las garrapatas y los mosquitos que se propagan de enfermedades son cada vez más frecuentes, desde los humedales de Georgia hasta los bosques de Vermont. El calentamiento de nuestos mares interrumpen la captura de langostas en la costa de Maine, los cangrejos Dungeness en la costa del estado de Washington y el bacalao del Pacífico en la costa de Alaska.

En Los Ángeles y Cleveland, y en docenas de ciudades, las temperaturas más cálidas exacerban los riesgos para la salud de más de 100 millones de estadounidenses que viven en áreas donde la contaminación del aire supera los estándares nacionales. La cuenca del río Colorado, y todo lo que le brinda al ecosistema, se están quedando sin agua.

Todo esto, y más, está sucediendo ahora, como lo documenta la Evaluación Nacional del Clima.

Esto es más que una llamada de atención, estamos más allá de eso. Es un inventario del daño que ya podemos ver y un recuento parcial del precio que pagamos diariamente por nuestra incapacidad de abordar los crecientes peligros del cambio climático. Además, como deja claro el informe, a menos que tomemos medidas inmediatamente para reducir las peligrosas emisiones de carbono provenientes de la quema de carbón, petróleo y gas y reemplacemos esos combustibles sucios con formas más limpias e inteligentes de potenciar nuestro futuro, todo empeorará. Cuánto peor depende totalmente de nosotros,  y el rango de peligro y daño es amplio.

“El cambio climático pone en riesgo muchas cosas que preocupan a los estadounidenses, tanto ahora como en el futuro, ya que los riesgos se intensificarán sin no tomamos acción”, señala el informe. “Hay muchas opciones disponibles para reducir los riesgos, y las decisiones que tomemos hoy determinarán la magnitud de los riesgos futuros”.

Si nos dedicamos a reducir gradualmente el uso de combustibles fósiles en las próximas tres décadas, algo que podemos hacer con la tecnología existente, podemos mantener el aumento de la temperatura global en no más de 3.6 grados Fahrenheit o 2 grados Celsius, por encima de los niveles preindustriales. De lo contrario, advierte el informe, podríamos hacer que el planeta esté unos 9 ° F (o más) más caliente que hace poco más de un siglo, con consecuencias inimaginables para nuestro planeta.

¿Quién lo dice? La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en ingles), la autoridad preeminente sobre lo que sucede con nuestro clima. La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés), la protectora del medio ambiente y la salud de la nación. La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), la agencia que puso a un hombre en la luna. El Pentágono. El Departamento de Estado. La Fundación Nacional de Ciencia (NSF, por sus siglas en inglés). Y otras siete agencias federales, las cuales se unieron para emitir el informe más fidedigno sobre el creciente daño del cambio climático que afecta a las familias y comunidades estadounidenses.

La Evaluación Nacional del Clima es el trabajo de más de 300 expertos, incluidos científicos de agencias federales, universidades, laboratorios nacionales y el sector privado. Ha sido revisado por más de 1,000 partes interesadas de las comunidades empresariales, científicas y de interés público, incluido un panel de la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina.

Muchos de los profesionales con los que contamos para que nos ayuden a prepararnos para el futuro están atentos, ya sea que estén analizando los mercados financieros; haciendo inversiones de capital a largo plazo; desarrollando nuevas normas para ingeniería, arquitectura y diseño urbano; preparando nuestras comunidades para los desastres; o apoyando las bases militares en el país y en el extranjero. Estos expertos analizan que sucede en el mundo, evalúan los costos crecientes del cambio climático y el aumento en los riesgos de la inacción, además de tomar decisiones informadas sobre el camino a seguir.

Pero ¿qué pasa con las personas que dirigen la organización más importante del mundo, el gobierno de los Estados Unidos? Lo primero que hizo el gobierno de Trump fue adelantar la publicación programada del informe varias semanas, para poder publicar la evaluación el día después del Día de Acción de Gracias, con la esperanza de que pocas personas prestarían atención. Para indicar lo obvio: cuando se enfrenta a una crisis, esperar que la gente no se dé cuenta no es una estrategia ganadora.

Sin embargo, unos días más tarde se le preguntó a Trump sobre el informe. “Uno de los problemas de la gente como yo, es que tenemos niveles muy altos de inteligencia, pero no necesariamente somos creyentes”, dijo en una entrevista con el Washington Post. “Hay cambios en la atmósfera. No hay duda. En cuanto a si está hecho por el hombre y si los efectos de los que hablan están ahí o no, no los veo, ni mucho menos”.

En otro momento de la entrevista, Trump explicó: “Tengo un instinto, y mi instinto frecuentemente me dice más que lo que el cerebro de cualquier persona me pueda decir".

Esta forma de pensar nunca construyó un auto. Así nunca se creó un teléfono inteligente. Y ciertamente nunca formó un marco para un liderazgo efectivo.

La Evaluación Nacional del Clima no le pide a nadie que crea en algo. Solo contabiliza como el alto costo del cambio climático afecta a nuestro país y muestra cómo esos costos continuarán en aumento a menos que tomemos medidas ahora. Trump también puede decir que no cree en el termómetro, pero esto no cambiará la temperatura.

La negativa obstinada de Trump a prestar atención a la ciencia y actuar sobre lo que los expertos nos dicen tiene mucha importancia. Su inacción es una traición épica al país y su gente por parte de un presidente que pone intereses especiales por encima del interés nacional.

Aumentar las ganancias de la industria de los combustibles fósiles a expensas del futuro de nuestros hijos es un pilar de la presidencia de Trump, es parte de su enfoque retrógrado que retrocede al país una o dos generaciones. Las compañías de carbón, gas y petróleo inyectaron más de $80 millones en las elecciones de medio término del congreso, con casi 90 centavos por cada dólar para financiar a los candidatos republicanos, en una tendencia que se remonta décadas.

Ellos obtienen más que el valor de su dinero.

No ha sido suficiente para Trump y su grupo fingir que no importa que los niveles de los mares estén subiendo; los glaciares se estén derritiendo; las tierras de cultivo se estén conviertiendo en desierto; las tormentas, las inundaciones y los incendios forestales estén incrementando; y los arrecifes de coral se estén conviertiendo en arena. Trabajan para deshacer el progreso que hemos logrado, al reducir las medidas que minimizan la contaminación de carbono de nuestras sucias centrales eléctricas, camiones y automóviles. Ha retirado la participación de los EE. UU. del histórico Acuerdo de París 2015, que compromete a todos los países del mundo a reducir o eliminar las emisiones de combustibles fósiles en las próximas décadas. Están lanzando un ataque total contra la noción de supervisión pública responsable de las operaciones industriales, al trabajar para revocar, retrasar o debilitar las salvaguardias de sentido común en las que todos confiamos para proteger nuestra seguridad, el medio ambiente y la salud.

La Evaluación Nacional del Clima expone el engaño detrás de la agenda de Trump y resalta la insensatez de su campaña para frenar el progreso de los Estados Unidos en la lucha contra el cambio climático, nos separa del consenso mundial y nos pone en desventajas con la ciencia.

Mucho más que eso, este informe es una carta a los niños de nuestros hijos. Documenta, tanto para ellos como para nosotros, lo que sabemos que está sucediendo, cómo podemos evitar que empeore y qué es probable que suceda si no actuamos.

Desde las inundaciones que ocurren en nuestras costas hasta las sequías que cuecen nuestras cosechas, desde los incendios en las montañas hasta los corales que mueren en el mar, la tierra misma nos dice a cada momento que es hora de reducir la contaminación de combustibles fósiles que impulsa el cambio climático global, antes de que sea demasiado tarde.

Las generaciones futuras nos conocerán por cómo respondemos. Ellos sabrán lo que más nos importa por las acciones que tomamos. Sabrán quiénes somos realmente por el tipo de mundo que les dejamos.

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