Nuevo análisis: La acciones personales pueden reducir la contaminación de carbono un un 15%

Líderes se reúnen para desarrollar maneras de lograr cambios de comportamiento colectivo a gran escala

NUEVA YORK (12 de marzo de 2010) - Un nuevo análisis publicado hoy en un simposio sobre “Clima, mente y comportamiento” reveló que los estadounidenses pueden reducir su contaminación de carbono en un 15por ciento o el equivalente a mil millones de toneladas de contaminación que causan el calentamiento global mediante acciones personales colectivas que requieren poco o ningún costo.

El análisis publicado por el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales (NRDC, en inglés) y el proyecto “Clima, mente y comportamiento (CMB, en inglés)” del Instituto Garrison, son parte de una colaboración mayor que busca integrar descubrimientos incipientes sobre lo qué puede motivar la población a adoptar nuevos comportamientos que contribuyan a soluciones climáticas.

“Mientras que nuestra nación desarrolla estrategias de energía limpia para reducir la contaminación industrial a gran escala, este estudio nos da las herramientas para que nosotros podamos ayudar a frenar el calentamiento global tomando medidas en nuestras vidas diarias”, dijo Peter Lehner, director ejecutivo del Consejo para la Defensa de Recursos Naturales. “Tenemos la oportunidad de reducir significativamente la contaminación que causa cambios climáticos y recortar gastos al mismo tiempo”.

Al concentrarse exclusivamente en cambios de comportamiento simples y asequibles, la investigación indica que los estadounidenses pueden reducir por mil millones de toneladas métricas el carbono que emiten anualmente antes del 2020.Mil millones de toneladas métricas equivalen al 15 por ciento de las siete mil millones de toneladas de emanaciones anuales de efecto invernadero en Estados Unidos y más o menos el equivalente al total anual de emanaciones del Reino Unido y Arabia Saudita juntos.

Los cambios conductuales sugeridos en el estudio incluyen lo siguiente: reducir las suscripciones a catálogos no deseados, disminuir la marcha lenta de los vehículos, utilizar un termostato programable, reemplazar siete bombillos con lámparas fluorescentes, poner a las computadoras en modo de hibernación, apagar las luces sin usar y comer carne de ave en lugar de carne roja dos días por semana. Todas las recomendaciones ofrecidas en el estudio están disponibles para adoptarse inmediatamente, con poco o ningún costo, pues no sólo reducirán las emanaciones sino también el consumo de energía doméstica al igual que los costos de transporte y comida.

El análisis detalla cómo cada una de las acciones de sentido común puede causar reducciones significativas de las emanaciones cuando se implementen en todo el país. Por ejemplo, si los estadounidenses redujeran los desperdicios personales de comida a un 25 por ciento, la nación podría eliminar 65 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, lo que equivale aproximadamente a las emanaciones generadas por 11 millones de automóviles o más o menos todos los automóviles de Nueva York y Missouri juntos.

Los hallazgos se presentaron esta semana por el Director Ejecutivo del Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales en el simposio “Clima, mente y comportamiento” del Instituto Garrison, que congregó a líderes idealistas y a practicantes en las áreas de cambio climático, defensa ambiental, economía neuroconductual y evolutiva, psicología, toma de decisiones, inversiones y medios sociales.

“El enfoque en acciones personales de ninguna manera reemplaza o compite con otra política, un mercado regulador o las innovaciones de tecnología que necesitamos”, dijo Jonathan Rose, cofundador del Instituto Garrison. “Pero es la clave entre las demás para la búsqueda de soluciones climáticas y de energía, la conservación será la clave ahora mientras avancemos sobre esos otros frentes. Los economistas y las personas que estudian el comportamiento y la toma de decisiones llegaron a nuevos entendimientos del comportamiento humano y las elecciones humanas, en base a la fisiología del cerebro y a la evolución. Pueden explicar, por ejemplo, por qué podemos ser lentos para realizar las cosas simples dentro de nuestra capacidad lo que reduciría los impactos climáticos, aún cuando nos interesaría hacerlo, o la razón por la cual somos mucho más propensos a realizar esos cambios al saber que no estamos solos, que otros también los harán y que se agregarán nuestras contribuciones. Ahora, la oportunidad es empezar a aplicar estos tipos de perspicacias de forma coordinada para lograr que las personas las adopten más rápido”.

Los participantes en el simposio se encargaron de trabajar juntos sobre como lograr que las personas cambien su comportamiento a gran escala y delimitar docenas de colaboraciones nuevas, desde la organización de una comunidad hasta el desarrollo administrativo para comunicaciones y redes sociales, todas diseñadas para actualizar el potencial masivo para los impactos climáticos positivos mediante elecciones individuales y cambios de comportamiento.

“La economía neoclásica proporciona un modelo poderoso para pensar en el mundo, pero una investigación nueva en la economía conductual resalta las maneras en que la economía neoclásica sólo nos da una vista parcial”, dijeron Rebecca Henderson, codirectora de la iniciativa comercial y ambiental de la facultad de negocios de Harvard y un participante en el simposio. “La economía conductual puede ayudarnos a progresar en el cumplimiento de los retos del cambio climático, los nuevos puntos de investigación sobre cómo se manejan nuestras decisiones no sólo por el egoísmo y la dinámica del mercado sino también por nuestras emociones, nuestros compromisos con las comunidades a las que pertenecemos, así como por nuestro sentido innato de imparcialidad. Pienso que este trabajo tiene el potencial de ayudarnos a diseñar e implementar cambios conductuales a gran escala, no sólo a nivel individual, sino en las organizaciones, las políticas y los mercados”.