México toma medidas contra el cambio climático. ¿Quién sigue?

Con la adopción de dos nuevas iniciativas para reducir las emisiones de calentamiento global y promover la energía limpia, México podría convertirse en un líder regional en América Latina en la lucha contra el cambio climático. Mediante la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero de corta vida y  el desarrollo de fuentes de energía renovable México puede garantizar un aire más limpio y saludable, ayudar  a combatir el cambio climático, y crear nuevos empleos verdes para sus ciudadanos. Estas son exactamente la clase de acciones que los gobiernos y otros actores importantes  deben tomar a medida que nos acercamos a la Cumbre  de la Tierra de Río+20 que se celebrará en el mes de junio en Brasil. Durante los próximos meses, los líderes de otros países de América Latina tienen la oportunidad de seguir el ejemplo de México y demostrar que ellos también están dispuestos a asegurar un futuro más sostenible para la región. Pero este debe ser sólo un comienzo para México, ya que hay una serie de compromisos que el país ahora debe cumplir.  

Como integrante de la recientemente anunciada Coalición del Clima y Aire Limpio, México unirá fuerzas con los Estados Unidos, Ghana, Bangladesh, Suecia y Canadá para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de corta vida como son el metano, el carbono negro, y los hidrofluorocarbonos. Si bien estas emisiones sólo permanecen en la atmósfera durante unas cuantas semanas o meses, representan un grave problema para la salud humana y son responsables de un 30 a 40 por ciento de los impactos del cambio climático. Una parte significativa de estos contaminantes proviene de las emisiones de diesel y presenta un desafío importante para América Latina. A pesar de que México ya ha tomado algunas medidas positivas para reducir las emisiones dañinas de diesel en la ciudad de México, Guadalajara y en la zona fronteriza, la empresa petrolera estatal, PEMEX, se ha negado a cumplir con una regulación federal que requiere la venta de diesel de ultra-bajo azufre en todo el país para el año 2009. Como resultado, el gobierno mexicano no ha podido tomar el siguiente paso y adoptar normas más estrictas para emisiones más limpias de tubos de escape de motores diesel, lo que reduciría drásticamente las emisiones de carbono negro en el país.

La decisión de México de formar parte de esta iniciativa internacional es un paso en la dirección correcta – México  no sólo estará  trabajando para lograr  resultados tangibles contra el cambio climático, sino que también ayudará a mejorar la salud de sus ciudadanos. Es más, como señaló el Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Juan Rafael Elvira Quesada, durante el lanzamiento de la iniciativa, esta coalición es "una llamada a la acción para todos los países que están dispuestos a reducir estos contaminantes". Ahora es el momento para que México lleve a cabo este nuevo compromiso al reducir los niveles de azufre en el diesel y  adoptar normas más estrictas para las emisiones de todos los vehículos diesel.

Pero el gobierno mexicano no es el único en actuar.  Líderes del sector privado, la sociedad civil y académicos se unieron para poner en marcha la Iniciativa Mexicana para las Energías Renovables con el objetivo de abrir el paso a la energía limpia y ayudar a combatir el cambio climático. El sesenta por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero de México provienen del sector energético, y si el país no escoge desde ahora opciones energéticas  más limpias y eficientes  podría enfrentarse a un aumento de 230% en las emisiones para el año 2030. Esta nueva iniciativa reconoce el papel fundamental que el sector privado puede desempeñar para  expandir rápidamente las energías renovables e instará al Gobierno a:

  • establecer metas ambiciosas para la generación de energía renovable;
  • facilitar el acceso de la energía renovable a la red eléctrica;
  • establecer precios e incentivos que fomenten la energía renovable;
  • reducir los subsidios a los combustibles fósiles, y
  • fomentar componentes locales de energía renovable.

Esta iniciativa acertada puede ayudar a aprovechar los abundantes recursos de energía eólica de México. Según la Asociación Mexicana de Energía Eólica, el viento podría generar 12.000 MW de potencia y satisfacer el 15 por ciento de la demanda nacional para el 2020. De este modo, la energía eólica podría ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de México en 23 millones de toneladas, generar 45.000 empleos y contribuir  más de 13.000 millones de dólares al PIB. Es hora de que el gobierno mexicano finalmente implemente el conjunto de medidas que esta coalición está apoyando.

Estos avances que estamos viendo de parte del gobierno de México, el sector privado y la sociedad civil son la clase de acciones que NRDC está pidiendo de los países de todo el mundo durante los meses previos a Río +20. México merece felicitaciones por iniciar medidas para luchar contra el cambio climático y en el proceso mejorar la calidad de vida para sus ciudadanos. Pero ahora debe traducir estos planes en acciones verdaderas  – ya no bastan  sólo las palabras.  

Significativamente, el ejemplo de México muestra que la acción puede – y debe – provenir tanto de los países desarrollados como de aquellos que aún están en vías de desarrollo. El creciente nivel de los océanos, las alteraciones climáticas y otros impactos provocados por el cambio climático afectarán a todos los países, independientemente del origen de las emisiones actuales e históricas de gases de efecto invernadero. En comparación, adoptar energía renovable y combustibles menos contaminantes proporciona beneficios sociales, ambientales, económicos y mejoras en la salud humana que se perciben primordialmente en los países que llevan a cabo esta transición. América Latina es una de las regiones con mayor vulnerabilidad a los efectos  del cambio climático y no puede permitirse el lujo de no actuar.  Sus líderes no deben ignorar los importantes beneficios que brindarían la energía limpia y los combustibles menos contaminantes.  México ya está tomando algunos pasos en la dirección correcta. Ahora, ¿quién sigue?