Video: No desperdiciemos la comida

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NRDC colabora con Ad Council para ayudarnos a aplacar el hambre, ahorrar dinero y proteger el ambiente, evitando el despilfarro de comida.

Si sales de un restaurante a la hora del almuerzo un día y tiras la mitad de un sándwich medio empezado en la acera, ¿qué piensas que pase? La gente en la calle de seguro se te quedará mirando sin disimular desaire. Algunos hasta te reprocharían públicamente tan vil comportamiento. Y si la policía presencia el hecho, probablemente te multaría o por lo menos te daría tremendo regaño.

Pero si sales del mismo restaurante y tiras un sándwich a medio comer y lo tiras en el bote de basura más cercano, nadie se fijará. Algunos que pasen a tu lado tal vez sonreirían aspirando simpatizar contigo, pensando, quizás, que estas tratando de controlar tu dieta. Un oficial de policía que lo presencie, pueda bien ofrecerte un gesto de aprobación por exhibir gran responsabilidad cívica.

Al momento, estamos literalmente desperdiciando más de un tercio de nuestras provisiones alimenticias, un delito continuo contra el hambre, el ambiente, el despilfarro de recursos y el sentido común. Ahora, sin embargo, se ha plantado la semilla de la esperanza para cambiar ese hecho. En El Consejo para la Defensa de Recursos Naturales (Natural Resources Defense Council (NRDC)) nos hemos unido al Ad Council para promover una nueva campaña publicitaria, "Save the Food,"dirigida a todos los consumidores que, en conjunto, somos responsables por el desperdicio de casi un 40 por ciento de todos los alimentos que se despilfarran innecesariamente. El objetivo de la campaña es demostrar no solo que tenemos la responsabilidad de reducir el desperdicio de los alimentos, pero también que, juntos, tenemos la habilidad de marcar una gran diferencia y cambiar el mundo.

La comida desperdiciada es el mayor contribuyente de los vertederos de EE.UU. El 40 por ciento de la comida en este país se desaprovecha, lo que resulta en pérdidas de más de $162 mil millones cada año y representa casi una cuarta parte del consumo de agua en el país y un cuatro por ciento de nuestro consumo de petróleo. Si toda la comida que termina en la basura fuese un país, su huella de gases de efecto invernadero tomaría el tercer lugar en el mundo, sobrepasada solo por Estados Unidos y China en términos de la cantidad de contaminación de carbono generada en relación a su cultivo, refrigeración, transporte y eliminación de residuos.

Lo bueno es que reducir el desperdicio de comida en nuestros hogares es bastante fácil. Si lo hacemos bien, hasta puede resultar en una explosión de creatividad culinaria en casa y alimentos más frescos en mesa. Escribí un libro al respecto, Waste-Free Kitchen Handbook (en inglés), que está lleno de ideas de cómo lograrlo. Ahora, la campaña "Save the Food" comparte algunas de estas mismas ideas entre muchas otras más y con muchas más personas.

En los últimos años, mis colegas en NRDC y yo hemos venido trabajando con agencias y líderes del gobierno para fijar nuevas metas para reducir el desperdicio de comida y con el sector empresarial para fomentar nuevas estrategias innovadoras. Estos esfuerzos comienzan a dar fruto. En septiembre, por ejemplo, el gobierno de Obama anunció por vez primera, una meta para reducir el despilfarro de alimentos por un 50 por ciento en los próximos 15 años; días después, la Organización de las Naciones Unidas fijó una meta similar. Dos meses después, como parte de la legislación sobre el presupuesto general, el Congreso autorizó un proyecto de ley histórico que expandirá las donaciones de alimentos que de lo contrario terminarían en la basura.

Al mismo tiempo, las tiendas de comestibles, los fabricantes de electrodomésticos y algunas organizaciones sin fines de lucro han tomado medidas para expandir los productos en el mercado e incluir frutas y vegetales imperfectos (aunque saludables y deliciosos), mejorar el almacenamiento de alimentos y crear un mercado organizado y eficiente para recibir donaciones de comida respectivamente. Igual, tan enraizado está el tema del desperdicio de comida y tan ampliamente dispersos son los factores que lo favorecen que no existe una medida mágica en forma de política o tecnología para erradicarlo. Tener metas, normas y avances tecnológicos resultan ser medidas necesarias pero no resuelven el problema. Lo que últimamente se requiere es un cambio cultural: una transformación de lo que sentimos es correcto o incorrecto, aceptable o inaceptable en nuestros alimentos.

Para que esta trasformación tome forma, como consumidores ciertamente necesitaremos las herramientas apropiadas, ya sean en términos logísticos o tecnológicos. Pero antes de eso, necesitamos hacer consciencia.

Es ahí donde esta campaña nos ayuda. "Save the Food," inaugurada durante la segunda cumbre anual sobre comida, Food Tank Summit en Washington, D.C. tiene facetas multimodales y es multifacética- integra video, medios impresos y mensajes digitales que pronto veremos por todas partes, en anuncios publicitarios, al lado de autobuses, en el periódico y en las redes sociales.

Una de las maneras más prácticas y afectivas utilizadas por la campaña será un anuncio público en forma de video, "The Extraordinary Life and Times of Strawberry," que cuenta la trayectoria de una fresa desde sus comienzos en los campos, luego al supermercado y al refrigerador de una familia... y más allá. Producida de manera gratuita por un socio de NRDC, la galardonada agencia digital SapientNitro, el video logra transmitir, de manera verdaderamente conmovedora, la tragedia diaria de los alimentos desperdiciados. Míralo aquí:

Esperamos que videos como este, junto a los muchos otros aspectos de la campaña "Save the Food" hagan que los consumidores se den cuenta que el problema del desperdicio de comida no es algo abstracto o insuperable, pero algo concreto que tiene solución. La evidencia sugiere que la industria de alimentos está dispuesta a enfrentar este desafío: muchos restaurantes y tiendas de comestibles, por razones que puedan bien tener más que ver con sus ganancias que con el bien público, están tomando medidas para reducir el desperdicio, muchas veces optando por reducir el tamaño de las porciones, ofreciendo descuento por frutas y verduras mallugados o que no muestran la mejor apariencia.

Al final, es nuestro comportamiento como consumidores que guía el proceder de las tiendas de comestibles y restaurantes. Mientras esperemos que nos provean alimentos en porciones gigantes de solo comida que se vea "perfecta," le estaremos dando alas al viejo dicho sobre lo perfecto siendo el enemigo de lo bueno. Por otro lado, si le damos vuelo a nuestra creatividad en la cocina y mesa, podemos unirnos para proteger nuestros recursos alimenticios, ahorrar dinero, reducir el hambre y ayudar al medio ambiente.

¡Buen provecho!

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