La nueva ley SB 32 extiende las metas que impusó la ley original y única en el mundo (AB 32) aprobada en 2006 para reducir las emisiones de California que contribuyen al calentamiento global. Ambas leyes fueron encabezadas por la figura historia en la defensa del medio ambiente, la Senadora Fran Pavley. Desde esa fecha hemos aprendido que el crecimiento económico no está atado al consumo de combustibles fósiles como el petróleo o carbón ya que California no solo se levantó de la gran recesión sino que ha llegado al 6to puesto entre las economías más grandes del mundo.
Juntas, estas leyes abren el camino para que las comunidades más vulnerables a tomen ventaja del desarrollo de energía limpia al mismo tiempo que les ayuda a combatir la contaminación y los efectos del cambio climático. El apoyo de organizaciones que trabajan con estas comunidades fue valioso en este triunfo.
California es un estado en el que la comunidad latina representa el 39 por ciento de la población, así que vale recalcar que el liderazgo latino en la legislatura probó ser crucial para poder llegar a este punto histórico en la lucha contra el cambio climático. El asambleísta Eduardo Garcia y autor de AB 197 se merece una capa de héroe por su incansable y persistente esfuerzo luchando para que estas dos propuestas de leyes recibieran los votos favorables de la mayoría de las dos cámaras de la legislatura.
Igualmente, hay que reconocer que gracias al apoyo de los líderes más poderosos en la legislatura, el presidente del senado Kevin de León y el presidente de la asamblea Anthony Rendón, junto al respaldo de la gran mayoría de sus colegas latinos en Sacramento, hoy podemos celebrar que California sigue firme y en marcha en su rumbo a transformar un futuro con mejor salud, aire limpio, justicia ambiental, desarrollo sostenible, y una economía prospera basada en energía limpia y renovable.
Por otra parte, SB 32 y AB 197 le ayudan al país a cumplir con sus compromisos mundiales para combatir el cambio climático y hacerle frente a los peores impactos de este, como el empeoramiento de la calidad del aire. Además, se solidifica el compromiso de demostrar con valor que se pueden desarrollar políticas públicas que nos permitan reducir la contaminación del aire, enfrentar al cambio climático, estimular la economía basada en energías limpias, y a la vez darle prioridad las comunidades de bajos recursos quienes enfrentan la peor contaminación y tienen que beneficiarse de las inversiones públicas en esta creciente economía de energía limpia y desarrollo sostenible.
Celebremos hoy porque el horizonte es uno de esperanza y oportunidad. También es uno que requerirá que sigamos fuertes y al timón para asegurarnos que los intereses de los contaminadores no interrumpan nuestro avance hacia un mejor futuro.