Un programa de trabajos e infraestructura para frenar el cambio climático

El desarrollo de empleos fue un factor decisivo en la elección reciente en EE.UU. Pero no se ha sabido cómo incrementar la creación de empleos.

 

Tanto republicanos como demócratas valoran la creación y la retención de empleos. De haberse desarrollado, nuevos programas pudieron haberse implementado en cualquier momento desde la recesión de 2007-2009 (o aun antes cuando la creación de empleos se desplomó entre los años 2000-2007 y los empleos en el sector de la manufactura desaparecieron a un ritmo más rápido que nunca). El hecho de que no se hayan implementado demuestra la falta de buenas ideas.

Este problema de aspirar buen desarrollo económico y empleos pero no saber cómo lograrlo es un problema mundial: No existe un país en el mundo que no necesite más oportunidades de empleo, pero no muchos tienen la capacidad de generarlos.

Las políticas de eficiencia energética son mucho más estrechas en alcance que las ideas de los analistas de política económica en torno a la creación de empleos. Acabo de publicar un artículo en Electricity Policy que establece nuevas iniciativas de política para la inversión en infraestructura para incrementar el crecimiento económico y reducir los costos, especialmente para los hogares de trabajadores de clase media y de bajos ingresos. Las iniciativas en el artículo tienen como meta principal limitar el cambio climático a un aumento de temperatura de 1,5 grados centígrados. Sin embargo, este conjunto de políticas también presenta una vigorosa y eficaz propuesta para el desarrollo económico.

El primer paso es continuar y acelerar las políticas de inversión en energía limpia que están dando buenos resultados: en Estados Unidos, las políticas de eficiencia energética han desarrollado más de 2 millones de empleos y logrado ahorros netos de $5 billones; mientras las políticas que promueven las fuentes de energía renovable han producido 400,000 empleos. Es muy probable que los aumentos alrededor del mundo sean por lo menos cuatro veces mayores.

El siguiente paso, como describo en el artículo, es adoptar seis programas nuevos que aumentan la eficiencia energética y reducen las emisiones de gases de efecto invernadero:

  • La rápida y profunda modernización de todos los edificios;
  • El crecimiento inteligente y la movilidad compartida;
  • La gestión estratégica de la energía en el sector industrial;
  • La reducción de emisiones en la cadena de suministro;
  • La mejora en el manejo de la silvicultura;
  • La reducción de fugas de metano.

En EE.UU., solo con la modernización de los edificios se pueden generar unas 500,000 plazas permanentes, con un enfoque en el sector más débil de la economía, la construcción.

 

Otras políticas nuevas están diseñadas para mejorar la competitividad de la producción, ayudando a incrementar los empleos en manufactura por medio del desarrollo de nuevas tecnologías de fabricación que reducen los costos y aumentan la productividad mientras reducen la contaminación. Este tipo de mejoras en la competitividad en la manufactura conduce a la expansión del sector, así como a mantener las fábricas existentes abiertas.

Crecí en lo que se conoce como el "cinturón de óxido", así que presencié, a principios de la década de 1970, el cierre de fábricas que por décadas habían empleado a miles de personas con buenos salarios. El motivo de los cierres era evidente aun para un adolescente: las plantas operaban con tecnología vieja que no se había actualizado en por lo menos 40 años. Su competitividad había decaído con los años y contaminaban el aire de tal manera que permitía ver más allá de unas millas.

Muchas de estas políticas se pueden instituir en cualquier parte en el mundo. Las mejoras en los edificios tiene sentido como prioridad especial en países industrializados o ciudades cuya población no esté creciendo demasiado rápidamente. Sin embargo, en países en desarrollo, tiene mejor sentido darle prioridad a la eficiencia energética en la construcción de nuevos edificios. El crecimiento inteligente y la movilidad compartida aplican de igual manera en todo el mundo.

La norma internacional ISO 50001 demuestra cómo aumentar la eficiencia energética por medio de mejoras en la gestión de sistemas y operaciones y el uso de tecnologías nuevas. Estos modelos pudieron haber preservado los empleos en la manufactura de automóviles, la producción de acero y la refinería de petróleo que fueron el pilar de la economía en EE.UU. en la década de 1950, mientras reducían los costos y la contaminación. Lo hubiesen logrado requiriendo mejoras continuas en las operaciones de las plantas, la inversión en el uso eficiente de la energía tanto en las plantas como en el proceso de producción en general.

Extender los esfuerzos de la eficiencia en la cadena de suministro requiere de la colaboración internacional entre los mayores clientes y proveedores, muchos de los cuales son empresas pequeñas que operan en países menos industrializados.

Existe la oportunidad de aplicar estos programas en toda la economía de cualquier país, aumentando en este las opciones económicas para la clase media mientras se reducen los costos.

Tenemos la tecnología y el conocimiento para frenar el cambio climático y hacerlo obteniendo beneficios económicos. Al poner estas estrategias en práctica, se puede poner al pueblo a trabajar en las ciudades donde residen, con empleos bien pagados mientras se fortalece la economía y se logra mayor competitividad a nivel mundial. Pero cada país debe elegir adoptarlos. Que las motivaciones climáticas sirvan para ponerlos en marcha.

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