El aire contaminado hace más letal el coronavirus

Un nuevo estudio relaciona una mayor contaminación del aire con tasas de mortalidad más altas por COVID-19. Es importante que reduzcamos la enorme carga de la contaminación alrededor del país.
Un niño en patineta cruza el parque Ken Malloy cerca del puerto de Los Ángeles
Credit: Ann Johansson para NRDC

Un nuevo estudio relaciona una mayor contaminación del aire con tasas de mortalidad más altas por COVID-19. Es importante que reduzcamos la enorme carga de la contaminación alrededor del país.

La pandemia del coronavirus ha ocasionado daños rápidos y generalizados a la salud humana alrededor del mundo. Los estragos los sufren de manera especialmente dura las enfermeras, los doctores y otros profesionales de salud de primera línea. Otras poblaciones particularmente vulnerables a las complicaciones por COVID-19 (la enfermedad que ocasiona este nuevo coronavirus) incluyen: adultos mayores, personas con cáncer y sistema inmunológico comprometido y personas con enfermedades pulmonares y del corazón.

Una nueva investigación demuestra que la exposición a largo plazo a la contaminación del aire en EE. UU. está relacionada con tasas de mortalidad por el coronavirus significantemente más elevadas.

La contaminación del aire es una amenaza a la salud pública

Sabemos que entre las personas que contraen el coronavirus, las que sufren de la clase de enfermedades pulmonares, problemas del corazón, y malestares que se agravan con la contaminación del aire, tienen más probabilidades de morir. Desafortunadamente, millones de personas que viven en EE. UU. ya enfrentan estos problemas de salud:

  • Asma: Alrededor de 25 millones de personas en EE. UU. sufren de asma, entre ellos, 6 millones de niños. Más de 11 millones de personas con asma, incluyendo casi 3 millones de niños, reportaron haber tenido uno o más ataques de asma en 2018.
  • La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC): 16 millones de personas sufren de EPOC, mal que describe un grupo de enfermedades pulmonares que bloquean el paso del aire y dificultan la respiración.
  • Cáncer de pulmón: La Agencia de Protección Ambiental recientemente estimó que en EE. UU., aún a niveles presentes, la contaminación por partículas finas (PM2.5) está ligada a casi 4 mil casos de muerte por cáncer pulmonar cada año.

Vínculos entre la contaminación atmosférica y el COVID-19

La contaminación del aire pone en riesgo la salud del corazón y los pulmones al causar enfermedades y al debilitar la habilidad del sistema respiratorio de luchar contra las infecciones. Un estudio previo del brote de SARS en China en 2003 identificó tasas de mortalidad más altas por este virus en zonas con niveles de contaminación más elevados y dado a ese hallazgo, los expertos en salud pública temían que la contaminación atmosférica podría jugar un papel similar en empeorar los riesgos de salud por el coronavirus. Un estudio en Italia produjo pruebas adicionales tentativas de este vínculo.  

El nuevo estudio preliminar, todavía bajo un proceso de revisión por pares y llevado a cabo por epidemiólogos destacados de Harvard con concentración en contaminación atmosférica, analizaron las tendencias de largo plazo de la contaminación del aire a lo largo de los Estados Unidos y compararon las exposiciones a la contaminación con las tasas de mortalidad por coronavirus. Los investigadores utilizaron los datos disponibles hasta el 4 de abril. Este es el primer estudio nacional al respecto que incorpora datos de más de 3 mil condados (98 por ciento de la población) y datos de contaminación de partículas finas (PM2.5) desde 2000 hasta 2016. Al examinar la relación entre la contaminación del aire y la mortalidad del COVID-19, los investigadores tomaron en cuenta las diferencias en edad, densidad demográfica, hábito de fumar, índice de masa corporal, ingreso y educación (entre otros variables).

Cuando los investigadores hicieron los cálculos, encontraron que la tasa de mortalidad del coronavirus fue mucho mayor en zonas con niveles de contaminación ligeramente superiores. Por cada 1 µg/m3 de aumento al nivel de contaminación PM2.5 a largo plazo, la tasa de mortalidad del coronavirus aumentó por un 15 por ciento. Este es un hallazgo importante porque más de 20 millones de personas viven en zonas que exceden la norma nacional de calidad del aire ambiente anual para PM2.5 de 12 µg/m3. Aún a este nivel, la EPA recientemente dedujo que este tipo de contaminación del aire contribuye a unas 45 mil muertes prematuras cada año.

Las disparidades raciales en la salud ambiental

Estos hallazgos son importantes en vista de nueva evidencia que demuestra que los hispanos y los estadounidenses negros son vulnerables de manare desproporcionada al coronavirus. En Luisiana, por ejemplo, los afroamericanos constituyen un tercio de la población, pero sufren alrededor del 70 por ciento de las muertes por COVID-19 en el estado. Los datos confirman que la carga de la contaminación del aire es desproporcionadamente más alta en comunidades desfavorecidas.

[Tweet de Gina McCarthy: En demasiadas comunidades, la gente respira aire contaminado con combustibles fósiles que conlleva a serios problemas de salud. Cómo demuestra un nuevo estudio de @HarvardChanSPH, los impactos son aún más peligrosos durante una crisis de salud pública como #COVID19.]

Las disparidades en la exposición a la contaminación tienen claramente que ver con desigualdades en la salud. Por ejemplo, la carga de tasas de asma a nivel nacional la sufren desproporcionadamente los grupos minoritarios y marginados económicamente: los índices de muertes por asma son casi ocho veces mayores en niños y tres veces mayores en adultos negros no hispanos que en blancos no hispanos. En un estudio realizado en California, un habitante negro expuesto al aire contaminado es 2.5 veces más propenso que un blanco a terminar en la sala de urgencias o en un hospital.

A pesar de las disminuciones en los niveles de contaminación del aire a lo largo del tiempo, la disparidad en la exposición a la polución persiste y se acumula. Por eso es que los líderes de justicia ambiental han denunciado por años la carga acumulada e injusta de estresantes ambientales y socioeconómicos sobre sus comunidades. Responder a estos llamados es de mayor urgencia en tiempos de crisis, cuando se prolifera evidencia que el COVID-19 daña a grupos vulnerables de manera significativa.

Los desmantelamientos de leyes de Trump empeoran la contaminación atmosférica

Esta investigación provee evidencia nueva y convincente de que los problemas del corazón y de los pulmones ocasionados por inhalar aire contaminado hacen que las personas que contraen el coronavirus sean más propensas a morir. Desafortunadamente, el gobierno de Trump ha trabajado en desmantelar protecciones sensatas ya establecidas para reducir esta clase mortal de contaminación. Al desechar el Plan de Energía Limpia, frenar las reglas para reportar las emisiones del metano, bloquear planes para limpiar la contaminación del tubo de escape de los autos y darle a los que contaminan vía libre para ignorar las protecciones durante esta emergencia, la agenda de Trump está literalmente haciendo que se nos dificulte respirar. Increíblemente, se espera que la EPA de Trump anule la opinión de sus propios científicos y proponga dejar de fortalecer la norma de calidad de aire para partículas finas PM2.5 en las próximas semanas.

[Tweet: El gobierno de Trump tomó medidas para desbaratar los estandares de contaminación de vehículos y de eficiencia de los combustibles que reducen grandes cantidades de tóxicos en el aire y los gases de efecto invernadero que emiten los autos y camiones de la nación.]

Dado este ataque abusivo sobre nuestras protecciones de aire limpio, no sorprende que los últimos datos disponibles indiquen que la calidad del aire en EE. UU. ha disminuido desde que Trump entro al poder, deshaciendo décadas de progreso en limpiar nuestro aire.

Necesitamos protecciones de aire limpio más robustas

Este nuevo estudio confirma que respirar aire más sucio incrementa las posibilidades de que la gente se muera de COVID-19. No tiene que ver con política, es pura ciencia. Los datos demuestran que nuestros líderes están poniendo a nuestras comunidades en peor peligro en precisamente el momento que deberían trabajar para protegernos a todos. En términos de nuestra salud, las mejoras en calidad del aire a corto plazo no compensan años de daños causados por aire contaminado.

Es importante ahora que los líderes de salud pública a nivel federal, estatal y local continúen informando, en diferentes maneras y en los lenguajes que sean posibles, sobre la seriedad de los riesgos de este virus en personas con problemas cardíacos y pulmonares. Nuestros dirigentes electos también deben escuchar a los científicos de salud, no censurarlos, y fortalecer las protecciones de aire limpio en el país.

Nos falta mucho por aprender acerca del coronavirus. Pero en cuanto a la relación entre la pandemia y la pesada carga de la contaminación del aire, los terribles riesgos de salud no son una amenaza invisible y distante, tristemente, los enfrentamos aquí y ahora. Mientras abordamos los muchos retos que la pandemia provoca, es importante que también continuemos los esfuerzos para reducir la increíble carga de contaminación del aire sobre la salud publica alrededor del país.

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