La importancia de tener la valentía de efectuar concesiones

Ha llegado el momento de la verdad “la hora cero”, o como lo queramos llamar.  Pronto sabremos los resultados de las negociaciones que han tomado lugar aquí, en la Cumbre de Cambio Climático de las Naciones Unidas en Cancún. Durante las próximas 24 a 48 horas, los países trabajarán sin parar hasta alcanzar un terreno común en un conjunto de cuestiones que nos acercarán a resolver el cambio climático. Tendrán que tener la valentía de efectuar concesiones.

El Diccionario Webster define una concesión como una resolución de diferencias por medio de arbitraje o por consentimiento alcanzado por concesiones mutuas.

Desde temprana edad, aprendemos el valor (y el desasosiego) de una concesión. Lo vivimos por primera vez con nuestros padres, cuando nos dejan con la sensación de poder hacer nuestra voluntad, por ejemplo: Comer todos los dulces en lugar de uno solo o estar despierto toda la noche en lugar de ir a dormir un poco más tarde. Debido a que no conseguíamos todo lo que queríamos originalmente, a menudo nos sentíamos derrotados. Pero pronto aprendimos de que sin una concesión, nos podemos quedar con las manos vacías.

Aquí en Cancún, necesitamos progreso. Mientras que los que están en la mesa haciendo las negociaciones sin duda sienten este desasosiego, pues ciertamente avanzar en el cambio climático requerirá que ambas partes cedan algo, no podemos irnos de Cancún con las manos vacías. Los líderes mundiales nos han llevado en una dirección y esta reunión debe demostrar progresos tangibles aunque se llegue a un acuerdo mutuamente aceptable es probable que va a requerir el valor de llegar a una concesión, y, ¿por qué no?

Por alguna razón el llegar a una concesión es a menudo promocionado como una virtud, y esta noche, durante una sesión informal de inventario, Noruega no lo pudo exponer mejor: “[una concesión] es la palabra más hermosa. Ninguna familia, ninguna comunidad, ninguna nación puede sobrevivir sin una concesión”. Muy cierto, todos hemos sentido ese desasosiego cuando llegamos a una concesión con nuestra pareja, nuestro jefe, hasta con nuestros amigos, pero cuando se nos recuerda lo que está en juego, nuestra inquietud se calma.

A lo mejor, si recordamos lo qué está en juego, ese desasosiego mermaría. Las naciones de todo el mundo están contando con las decisiones tomadas aquí. Para algunas, su futuro podría depender de ello. Así que en estas últimas horas hemos de reconocer que, si bien se han hecho avances significativos en cuestiones claves un acuerdo se nos escaparía a menos que la verdadera valentía, el liderazgo y el espíritu de cooperación prevalezcan.

Como COP16/CMP 6 la presidenta Patricia Espinosa llegó a la conclusión: Cualquiera que sea el contenido de las concesiones, no reflejará todos los elementos de nuestras posturas nacionales por lo que todos tendremos que ser flexibles en cuanto a esto. No tenemos que ver las concesiones como una señal de debilidad”.

Esperemos que los participantes sean lo suficientemente maduros como para reconocer la fuerza en la búsqueda de ese terreno común. Nuestro planeta depende de esto.