El estallido social de Aysén reserva de vida

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Columna de Flavia Liberona, Directora Ejecutiva de Fundación Terram, publicada en La Tercera el 02 de marzo de 2012, y disponible por  el sitio de Fundación Terram.

 

La segunda quincena de febrero, mes de vacaciones y cuando generalmente no pasa nada en el país, nos sorprendió el estallido social en la región de Aysén. Este movimiento ha ido tomando cada vez más fuerza, y poco a poco ha empezado a marcar la pauta política nacional, posicionándose en la prensa para plantear diversas demandas para la región. El petitorio de diez puntos planteado por el movimiento social incluye temas tales como: rebaja a los combustibles: leña, gas y bencina; salud de calidad: infraestructura, especialidades y equipamiento; equidad laboral: sueldo mínimo regionalizado, nivelación de zona; Universidad pública regional; regionalización y administración regional de los recursos naturales, tales como los hidrobiológicos, el agua, la minería y los suelos; pesca regional artesanal: cuota real según la cantidad y calidad de los recursos en el territorio regional y fiscalización real; participación ciudadana vinculante: en la evaluación de megaproyectos como represas, incluyendo los proyectos en tramitación como HidroAysén y Energía Austral, así como garantizar que la región de Aysén sea considerada como Reserva de Vida, entre otros. Este listado de demandas nos muestra un Chile distinto, una región que es capaz de organizarse, de plantear sus necesidades y, de una forma u otra, buscar soluciones a sus problemas específicos.

La historia de Aysén es poco conocida para la mayoría de los habitantes del resto del país. Somos pocos los que hemos tenido el privilegio de estar y recorrer esta región, de conocer su gente y su forma de vida. Con sólo visitar Aysén como turista es posible comprender y valorar la belleza del paisaje y también dimensionar su riqueza en recursos naturales. Pero se necesita un poco más de tiempo para conocer su cultura, su gente y comprender hasta qué punto Aysén es una región que ha sido permanentemente postergada, en la cual se ha desarrollado una forma de vida distinta, donde la gente valora lo que tiene, quiere su territorio y en el que la fuerza de las personas es acorde con la dureza del clima y el aislamiento del poder central. Hay que conocer Aysén para entender por qué los aiseninos han definido a la región como “reserva de vida”, una idea que no queda sólo en un slogan, sino que es algo que los habitantes de la región sienten y quieren.

Aysén comprende un vasto territorio con una baja densidad poblacional, presenta muchas dificultades de comunicación interna y problemas aún mayores de conectividad con el resto del país, especialmente con la zona central, donde habita la mayor parte de la población y donde se toman las decisiones de lo que se hace o se deja de hacer en Chile.

Hoy la región está cansada de postergación, está cansada de centralismo y de aceptar las definiciones políticas que se toman desde el nivel central, cuestión que se encuentra entre las causas que originan la movilización social; no es un sólo un tema en particular, son muchos en los que se sienten postergados. Pero lo que ocurre en Aysén no es muy distinto de lo que pasa o ha pasado en otras zonas de Chile, donde las personas desarrollan una forma de vida, la que con el pasar de los años se ve forzada a cambiar debido a la llegada de inversionistas que pretenden desarrollar proyectos de diversa índole, sin el debido resguardo a los usos locales. Aysén hoy constituye un caso emblemático de intervención de una región, donde es el gobierno central el que define la política pública, los proyectos de inversión, el destino de los recursos económicos; la gente simplemente se cansó de esto.

Muchas cosas se pueden decir al respecto, pero tal vez lo más importante es que esta región ha sido propositiva. Desde hace muchos años los ciudadanos y las organizaciones de la región vienen trabajando el concepto de “Aysén Reserva de Vida”, primero tímidamente y luego con más fuerza, incluso involucrando a empresarios locales y nacionales, así como a servicios públicos. Por ello es importante que hoy las autoridades nacionales escuchen, que los habitantes de todo Chile escuchemos y apoyemos a los aiseninos. Basta de bajarle el perfil al tema, de ningunear a los habitantes de la región diciendo que están manejados desde Santiago, es hora de poner fin a los hostigamientos y a la represión policial.

Aysén representa una oportunidad para promover una forma de vida y de desarrollo a escala distinta, con respeto hacia la gente y a la naturaleza. Aysén puede ser un ejemplo para otros lugares de Chile, para otras regiones y para otras formas de desarrollo. Es tiempo que hagamos nuestra esta movilización social y digamos “Aysén, tu problema es mi problema”, que digamos que Aysén merece ser la oportunidad de ser “Reserva de Vida”.