La solución a la contaminación del aire en México podría servir como modelo para los líderes de América del Norte cuando se reúnan para discutir negociaciones comerciales

*Publicado originalmente en ingles el miércoles, 19 de febrero, 2014*

El Presidente Obama se reúne hoy con el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, y el Primer Ministro de Canadá, Stephen Harper, para la Cumbre de Líderes de América del Norte en Toluca, México. La reunión trilateral tendrá lugar en la sombra del vigésimo aniversario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y por lo tanto se espera que los Jefes de Estado dedicaran bastante tiempo a discutir una mayor integración de las tres economías de América del Norte, en particular las negociaciones en curso del Acuerdo de Asociación Transpacífico de (TPP). Mientras que los analistas hablan de los éxitos económicos del TLCAN como razones para seguir adelante con el TPP, un tema en el cual el primer acuerdo ha fracasado—y el segundo no debe fracasar—es en el ámbito ambiental. Esto incluye una amplia gama de secciones en el TPP más allá del capítulo ambiental. Sin embargo, hay un tema específico y concreto con el cual los tres líderes puedan avanzar hacia el objetivo de mayor integración y a la vez abordar el medio ambiente, el clima y la salud pública: colaborar con México para dar prioridad a la adopción e integración de nuevas regulaciones para mejorar la calidad de combustibles y las emisiones de los vehículos, con el fin de armonizar las regulaciones en México con las de los EE.UU. y Canadá.

Aunque la contaminación del aire en México ha disminuido considerablemente en las últimas dos décadas, en muchas ciudades mexicanas los niveles de contaminantes nocivos, como el material particulado y el ozono, todavía permanecen por encima de los niveles recomendados por la Organización Mundial de Salud. Uno de los principales culpables es el sector del transporte: la flota de camiones y coches ineficientes del país consume combustibles de diesel y emiten altos niveles de carbono negro (el segundo contribuyente más poderosa al cambio climático detrás del dióxido de carbono) y material particulado. Estos contaminantes no sólo afectan el medio ambiente y empeoran el cambio climático, también tienen graves efectos para las personas. La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer ha clasificado el carbono negro, material particulado y la contaminación atmosférica en general como carcinógenos. En 2010, la Organización Mundial de Salud dijo que 14.700 personas en México fallecieron debido a la contaminación del aire exterior.

Afortunadamente, las soluciones a este problema son conocidos, probadas y ya se han implementado en otros países. De hecho, el presidente Obama impulso exitosamente los esfuerzos para implementar estas soluciones en los EE.UU. Mediante la combinación de combustibles diesel con ultra bajo contenido de azufre y tecnologías de control de emisiones en los vehículos, la contaminación del aire por la combustión de diesel cae drásticamente. Si México ahora adopta e implementa regulaciones que requieren combustibles de azufre ultra bajo, las emisiones de material particulado para todos los vehículos inmediatamente bajarían en un 5 a 10 por ciento. Además, estos combustibles permitirían que los vehículos tengan filtros de partículas avanzados (estos son necesarios para obtener el máximo rendimiento de los combustibles de ultra bajo contenido de azufre), resultando en una reducción del 90 por ciento de las partículas.

México lleva alrededor de una década  trabajando para desarrollar normas que exigen el uso de combustibles de ultra bajo azufre (es decir, diesel y gasolina) y para regular las emisiones de los vehículos pesados ​​y ligeros. Sin embargo, a la fecha ni una norma  ha sido adoptada e implementada con éxito. Al dar prioridad a este tema, la administración de Peña Nieto tiene una gran oportunidad para avanzar en diversos frentes: limpiar el aire que los mexicanos respiran, reducir las emisiones que contribuyen al cambio climático, ahorrar dinero en los costos de salud, y aumentar el comercio en América del Norte mediante la armonización de estas normas de transporte con las normas que los EE.UU. y Canadá ya han adoptado.

Sí, en efecto — ¡estos reglamentos beneficiarían a los EE.UU. y a México también! Si el presidente Obama y el primer ministro Harper comparten con el presidente Peña Nieto sus experiencias con estos reglamentos y los beneficios que sus países han cosechado, el gobierno tendría un incentivo más para lograr esta meta.

Si dan prioridad y abordan este tema específico en México, los tres vecinos de América del Norte podrían lograr un éxito tangible— de hecho sería un logro visible— para todos. A medida que avanzan las negociaciones del TPP hoy y en los próximos meses, las acciones como estas deben servir como un ejemplo de que las normas ambientales fuertes pueden co-existir con asuntos económicos. El ámbito ambiental y el de negocios no son mutuamente excluyentes.

Por desgracia, un borrador del capítulo ambiental del TPP que fue filtrado recientemente demostró que el nuevo acuerdo realmente se equivoca en muchas de las disipaciones en materia ambiental. Las normas ambientales rigurosas deben ser una parte integral de la TPP en su forma final.

Y deben ser una parte fundamental de las discusiones entre los tres líderes en Toluca durante el día de hoy.