El último retraso de HidroAysén recalca un claro prejuicio en el sistema de evaluación de impactos ambientales

Ayer HidroAysén, la empresa que intenta construir un central hidroeléctrico masivo en el corazón de la Patagonia Chilena, nuevamente retrasó el proceso de evaluación ambiental cuando pidió a las autoridades una extensión de cuatro meses.  HidroAysén debía haber entregado el próximo documento sobre los impactos ambientales del propuesto proyecto el día 30 de junio, pero cambió la fecha para finales de octubre.  Esta acción claramente subraya el desequilibrio que existe en el proceso de evaluación, bajo el cual los partidarios de los proyectos pueden postergar el proceso ilimitadamente, pero las agencias estatales deben trabajar bajo plazos estrictos.  Al igual, este retraso refuerza el patrón de la empresa de aplazar su evaluación y luego—como se ha visto anteriormente—entregar documentos insuficientes y erróneos.

Hace casi dos años, en agosto del 2008, HidroAysén entregó su evaluación de los impactos ambientales (EIA) de su mega-proyecto: cinco grandes represas en dos de los ríos más salvajes y prístinos del país, el Baker y el Pascua.  Este plan requiere además la construcción de una línea de transmisión de 2.300 km para llevar la electricidad desde las represas hacía el norte del país.  Camino a Santiago la línea atravesaría parques nacionales, áreas protegidas y nueve regiones como una cicatriz de 100 metros de anchura.

Después de que agencias estatales presentaron más de 2.500 críticas a la EIA, la autoridad ambiental de la Región de Aysén (COREMA) otorgó a la empresa nueve meses, hasta agosto del 2009, para responder en una Adenda.  Justo antes del fin de este plazo, HidroAysén solicitó una extensión y entregó la Primera Adenda en octubre 2009.  Trabajando dentro de un límite estricto de diez días, las mismas agencias evaluaron el documento y presentaron más de 1.100 críticas nuevas, identificando las deficiencias flagrantes e información incorrecta (las cuales describí aquí).  Por ejemplo, varias agencias notaron la falta de datos sobre el deshielo acelerado de los glaciares regionales, el cual está causando inundaciones repentinas de un lago glacial (o GLOF, por sus siglas en inglés) con mayor frecuencia en el Río Baker.  Los GLOFs pueden causar mucha destrucción a la infraestructura—como represas—pero el análisis hidrológico en la EIA de la empresa no investiga adecuadamente estos poderosos eventos.  (Escribí más sobre los GLOFs y sus impactos aquí.)

A pesar de los numerosos defectos de la Adenda COREMA le otorgó otra oportunidad a HidroAysén, dándole hasta el 30 de junio del 2010 para responder a los nuevos comentarios en una  Segunda Adenda.  Ahora, la empresa solicita cuatro meses adicionales para demostrar que se le debería permitir construir la central hidroeléctrica.

En realidad, HidroAysén podría tomar cuanto tiempo quisiera para entregar esta Segunda Adenda, si solicita formalmente las extensiones.  Sin embargo, aunque el documento llegue el 30 de junio, el 29 de octubre, o aun más tarde, la autoridad ambiental solamente tendrá 43 días a partir de la entrega para decidir si rechaza o aprueba la propuesta.  Durante este plazo, la agencias estatales deben analizar el documento, y escribir y entregar sus comentarios, y COREMA necesita evaluar estas observaciones y anunciar su decisión final.  Este desequilibrio está diseñado para impulsar el desarrollo comercial, pero no necesariamente el desarrollo responsable.  La empresa se puede demorar, demorar y demorar, pero los actores gubernamentales deben trabajar con un plazo definido.  Una respuesta atrasada de las agencias se considera una aprobación.   

Igualmente preocupante es la falta de participación ciudadana en este proceso desde el 2008, durante la revisión inicial de la EIA de HidroAysén.  Si la historia nos da un ejemplo, la Segunda Adenda no será un documento breve (la EIA fue de 10.500 páginas, y la Primera Adenda de 5.000 páginas).  Esto señala que entre ambas las Adendas contendrán una cantidad enorme de nuevo material.  Pero el público está excluido de hacer comentarios sobre esos documentos, un hecho que va en contra de los estándares internacionales.

Otro defecto clave de los documentos ambientales es que completamente ignoran los impactos de la línea de transmisión.  La línea y las represas son dos partes del mismo plan:  uno no tiene ningún propósito sin el otro.  Al separarlos, HidroAysén ha evitado presentar los impactos ambientales de las líneas, lo cual se hará  en un proceso distinto en el futuro.  La EIA y la Primera Adenda tampoco presentaron un análisis económico de los costos y beneficios del proyecto, ni de las alternativas a las represas – ambos importantes componentes en estándares globales.

Ahora, HidroAysén ha establecido un record sólido de postergar sus responsabilidades en el proceso de evaluación ambiental.  Típicamente después de estas demoras, ha entregado documentos enormes y deficientes los cuales carecen evidencia suficiente para ser aprobados – un hecho identificado por varias agencias estatales en sus comentarios.  A no ser que la Segunda Adenda presente temas esenciales como ser las líneas de transmisión y los GLOFs, compruebe que Chile verdaderamente necesita esta energía, y explique por qué las alternativas energéticas son inadecuadas, este documento solamente agregará al patrón bien establecido de la empresa.

Necesitaremos esperar hasta el 29 de octubre para enterarnos.