La política energética mexicana va en contra de la acción climática en América del Norte

El Congreso de México aprobó una iniciativa preferente impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador que, revierte las reformas energéticas que impulsaron el crecimiento del sector de energía limpia. Su aprobación representa un gran revés para la acción climática y las inversiones en energía renovable en México; y podría llevar a disputas en virtud de los acuerdos comerciales entre México y los Estados Unidos, así como con otras naciones.

A pesar de los fuertes lazos que unen a los tres países de América del Norte, México marcha en la dirección opuesta a sus vecinos, al menos en lo que respecta a la ambición climática y la energía limpia. Recientemente, Estados Unidos y Canadá anunciaron un Diálogo Ministerial de Alto Nivel sobre Acción Climática bajo el cual trabajarán juntos para mejorar sus contribuciones climáticas nacionales (NDC), alinear sus políticas de emisiones y generar mayor resiliencia al cambio climático. Mientras tanto, en México, el Congreso aprobó una iniciativa preferente impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador que modifica la Ley de la Industria Eléctrica (LIE). En la práctica, la iniciativa revierte la reforma energética del 2013 que ayudó a impulsar el crecimiento del sector de energía limpia en México. Su aprobación representa un gran revés para la acción climática y las inversiones en energía renovable en México; y podría llevar a disputas en virtud de los acuerdos comerciales entre México y los Estados Unidos, así como con otras naciones.

Los cambios a la LIE aumentarían la contaminación atmosférica tóxica y los costos de energía en México e imposibilitarían el cumplimento de los compromisos de reducción de emisiones de México (de por sí ya modestos) en el marco del Acuerdo de París. Los cambios a la ley están destinados a beneficiar a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la empresa eléctrica estatal, y abrirían la puerta a enfrentamientos comerciales bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). La iniciativa que modifica la LIE propone lo siguiente:

  • Modificar las reglas de despacho para beneficiar a las centrales de energía de CFE. La energía producida por las centrales de CFE (incluidas las termoeléctricas) tendría prioridad en la inyección a la red eléctrica, desplazando a la energía renovable de menor costo de los generadores privados.
  • Eliminar la obligación de CFE de comprar en subastas el suministro básico de electricidad. Las subastas de energía a largo plazo de México fueron fundamentales en la expansión del sector de energía renovable y en repetidas ocasiones las energías renovables establecieron precios bajos récord. Con los cambios propuestos, la CFE ya no estaría sujeta a comprar energía en subastas, pudiendo en vez comprar el suministro de sus propias centrales, incluso si esta energía es más cara.
  • Revisar y potencialmente cancelar contratos de compra de energía. Los contratos de compra de energía existentes entre la CFE y Productores Independientes de Energía serán revisados ​​y potencialmente podrían ser cancelados o renegociados.
  • Revocar ciertos permisos de autoabastecimiento. Los permisos de autoabastecimiento con derechos adquiridos se revocarán si se determina que son incompatibles con la LIE modificada.

Este es el intento más reciente del presidente López Obrador de impulsar el sector de los combustibles fósiles a expensas de la energía renovable. Durante los últimos dos años, el gobierno ha actuado para obstaculizar el desarrollo privado de energía renovable. Entre otras cosas, ha intentado cambiar las reglas de los certificados de energía limpia para desincentivar nuevos proyectos renovables, retrasar el inicio de la operación comercial de proyectos solares y eólicos, y ralentizar a paso de tortuga el otorgamiento de permisos a los proyectos renovables. El gobierno también ha impulsado la construcción de la nueva refinería Dos Bocas por parte de PEMEX, la empresa estatal de petróleo y gas. La perspectiva del presidente López Obrador es que todo esto es necesario para que México pueda fortalecer las empresas estatales de energía para lograr la “soberanía energética” y avanzar con los objetivos de desarrollo del país.

Sin embargo, el resultado sería energía más sucia y costosa que amenazaría la salud de los ciudadanos mexicanos, dañaría el clima global y perjudicaría a las empresas y los trabajadores que luchan por recuperarse de los impactos económicos del COVID-19. Durante las últimas semanas, el mensaje de empresas mexicanas e internacionales, grupos de jóvenes, ONG ambientales y expertos en energía nacionales e internacionales ha sido claro: los cambios propuestos a la Ley de la Industria Eléctrica de México son un gran retroceso para México y el clima.

Los cambios en la política eléctrica de México también parecen ser un incumplimiento por parte de México del T-MEC, tratado que otorga derechos y remedios a las inversiones extranjeras en energía en México, al socavar los principios de la competencia justa en el mercado. Varios actores señalan que los cambios de política que perjudican a los proyectos de energía limpia representan “expropiaciones indirectas". En Estados Unidos y Canadá se están encendiendo las alarmas. A mediados de enero, tres secretarios estadounidenses salientes enviaron una carta a sus contrapartes mexicanas expresando su preocupación con respecto al sector energético y declararon: “Estamos obligados a insistir en que México cumpla con sus obligaciones con el T-MEC, en defensa de nuestros intereses nacionales, que incluyen inversiones financiadas por el contribuyente estadounidense". Más recientemente, la Cámara de Comercio de EE. UU. calificó la iniciativa para reformar la industria eléctrica como "profundamente preocupante", y señaló que podría llevar a la reinstalación de un monopolio en el sector eléctrico y "contravenir directamente los compromisos de México en virtud del [T-MEC]". La preocupación también está aumentando en Canadá, donde la ministra de Comercio, Mary Ng, ha estado monitoreando el progreso de la iniciativa.

Canadá y Estados Unidos se están alineando para priorizar el cambio climático en relaciones comerciales, ¿y México? En su primera reunión bilateral virtual, el presidente Biden y el primer ministro Trudeau discutieron la posibilidad de penalizar a competidores industriales con leyes climáticas débiles. Hacer cumplir el T-MEC para proteger las inversiones en energía limpia en México puede ser la mejor manera de posicionar al bloque comercial de América del Norte como líder en energía limpia y en la lucha contra el cambio climático. Al mismo tiempo, enviaría una señal a otras regiones de que los impactos climáticos del comercio son ahora de importancia primordial.

En su primera reunión bilateral virtual, el presidente Biden y el presidente López Obrador destacaron la importancia de enfrentar el cambio climático, pero esto no será posible sin un fuerte sector de energía renovable en México. No es demasiado tarde para que México cambie de rumbo y se encamine hacia un futuro de energía limpia, a la par que sus vecinos de América del Norte. Pero el tiempo corre, con graves consecuencias para el pueblo mexicano, sus trabajadores y sus empresas si la actual iniciativa de reforma del sector eléctrico se mantiene.

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