¿Estamos matando o creando empleos? La realidad tras la retórica

La expresión “mata trabajos” se ha vuelto sumamente popular en el reciente discurso político. Pero esta frase, como muchas hoy en día, no hace nada por impulsar un dialogo inteligente. Este vernáculo sirve solo para insultar políticas que en la opinión de quienes comentan aumentarían el desempleo.

Esta retorica respecto a empleos no encaja con la realidad y menos cuando hablamos de políticas de medio ambiente.  Muchos quienes prefieren contaminar que proteger el medio ambiente culpan repetidamente las normas de protección por la pérdida de empleos. Sin embargo, en mis 35 años de carrera como científico experto en materias ambientales, no he visto ninguna evidencia que apoye la afirmación que las reglas ambientales tienen impactos negativos sobre los empleos, ya sea en lo general o a causa de algún reglamento en particular. En realidad es todo lo contrario, hay evidencia que una mayor regulación del medio ambiente siempre conduce a más empleos.

Los reglamentos ambientales generan empleos de varias formas. En primer lugar, fomentan la innovación tecnológica y la competitividad sobre la mejor manera de cumplir con los reglamentos. En la mayoría de los casos, los procesos que causan la contaminación no generan ningún ahorro y la el tener que cumplir con nuevas normas impulsa nuevas ideas para aumentar la productividad y hacer las inversiones necesarias para lograrlo. Estas inversiones mejoran la productividad, conservan y crean empleos.

En segundo lugar, el control de la contaminación produce nuevos puestos en la fabricación y el funcionamiento de equipos de control, la mejora de operaciones y el mantenimiento de instalaciones, todos necesarios para controlar la contaminación.

En tercer lugar, la degradación del medio ambiente tiene costos y estos incluyen daños a la salud, daños que reducen la capacidad de las personas de trabajar con eficacia. La reducción de estos costos de salud les permite a aquellos que los han pagado antes ganar más y usar este dinero en otras cosas, lo cual ayuda a crear empleos o conservar otros.

En cuanto a las reglamentaciones de eficiencia energética, tales como el ahorro de combustible en los autos o el uso de las bombillas más eficientes, los resultados se reflejan en los ahorros de combustible y electricidad. El ahorro de combustible reduce las importaciones, así que esto no resulta en la pérdida de empleos en EE.UU. Además, la producción de servicios públicos de energía requiere mucho capital pero rinde muy pocos empleos. Por lo contrario, las tecnologías de eficiencia crean empleos y por lo general son trabajos locales. La reducción en costos de energía les deja más dinero a los consumidores y las empresas para gastar en otras actividades, lo que también crea puestos de trabajo.

Hay que tratar el tema de los empleos como un asunto serio, no como un arma retórica porque en una economía dinámica cualquier tipo de cambio, incluso periodos de crecimiento económico ordinario, crea y elimina empleos de acuerdo a las fuerzas competitivas. Por lo tanto, cuando la economía Estadounidense cambia, ya sea debido a un reglamento, una nueva invención o una nueva compañía, se crean nuevos empleos, pero otros empleos se pueden perder. Lo importante no es si hay o no pérdidas de empleos en algún sector de la economía, sino más bien si las ganancias de empleos en general superan las pérdidas. Y si la calidad y la remuneración de los empleos que se crean son mejor en comparación con los que se pierden.

Esto se demuestra en el análisis de los efectos de las normas para bombillas que sólo ahora realzan. Aunque se cierre una planta arcaica de bombillas (en una decisión de negocios ni siquiera relacionada con las normas) otras con mayores capacidades de empleos se están abriendo para producir el producto que cumple con los estándares.

El tema de los empleos es demasiado importante para tratarlo trivialmente con palabras como "mata empleos." Varios estudios prudentes han demostrado que las políticas ambientales como la promoción de la eficiencia energética pueden producir, en términos netos, millones de empleos. Los reglamentos ayudan a lograr esa meta. Las personas que se destacan con el uso de la expresión "mata empleos" son, si se les da peso a sus palabras, las que realmente estarán matando empleos.