Debemos mantener moratoria de perforación hasta que se emitan recomendaciones de seguridad

La decisión de la Administración de Obama de levantar la moratoria a las perforaciones en alta mar es prematura. La escala épica del desastre de BP y sus secuelas han dejado en claro que la prevención es la única opción real para proteger a las comunidades costeras y la vida marina de los devastadores derrames.

Con el fin de evitar estos derrames, tenemos que comprender la causa del mismo y crear los salvaguardas apropiados. Sin embargo, aún se puede encontrar hasta un 50 por ciento del petróleo del pozo en el agua, además de tener una serie de preguntas pendientes acerca de que ocasionó la explosión, por tanto la moratoria debe permanecer en su lugar.

La pausa de seis meses en las perforaciones en alta mar ha dado tiempo al gobierno para promulgar las nuevas normas que exigen aumentar la seguridad y proteger mejor a los trabajadores, el medio ambiente y las comunidades costeras. Pero estos nuevos requisitos pueden no ser suficientes.

Actualmente, tres paneles están investigando que causó la explosión de BP y cómo prevenir desastres similares en el futuro. Cada uno espera dar a conocer sus resultados en el futuro próximo. La decisión de terminar la moratoria debería haber esperado hasta que esas investigaciones se realizaran.

Tenemos que recordar lo que está en juego.

No sólo once hombres murieron en la plataforma de Deepwater Horizon, pero miles de familias han perdido sus medios de vida. Los ecosistemas marinos que sustentan la economía de la región y las tradiciones culturales enfrentarán las consecuencias del derrame en los próximos años. El impacto a la pesca y al turismo de la región ha sido agobiante.

Mientras tanto, un estudio reciente del gobierno encontró que el impacto económico de la moratoria era mucho menos de lo previsto. El estudio se apoya en datos económicos y entrevistas con los operadores del equipo de perforación, lo que confirmó que la mayoría de las plataformas en alta mar permanecen en el Golfo, la mayoría de los contratistas de perforación mantienen sus tripulaciones en la nómina y la casi totalidad de los operadores de equipo han hecho un mínimo de despidos.

Estos operadores saben que la perforación no ha terminado en el Golfo de México. Sin embargo, con el fin de proteger la vida de los trabajadores de las plataformas petroleras y la vitalidad económica de la región, la perforación en alta mar sólo debería continuar cuando estemos preparados en cómo prevenir futuras catástrofes.

Como explico en mi nuevo libro, In Deep Water: The Anatomy of a Disaster, the Fate of the Gulf, and How to End our Oil Addiction (En aguas profundas: La anatomía de un desastre, el destino del Golfo y procedimientos para poner fin a nuestra adicción al petróleo), muchas compañías de petróleo juegan rápido y libremente con los salvaguardas ambientales y de salud pública. Pero en el caso del pozo petrolero Macondo, la BP realizó una serie de opciones de diseños especialmente inadecuados y unas decisiones apresuradas que resultaron en un desastre épico y la necesidad de conectar un pozo de auxilio cinco meses después.

Tenemos que aprender de esas decisiones imprudentes. Los tres grupos, —uno por la Guardia Costera y el Departamento del Interior, uno por la Academia Nacional de Ingeniería y uno por el derrame de la Comisión Nacional de Petróleo— están examinando el accidente y la cultura reguladora que permitió que esto sucediera. Debemos esperar por sus respuestas y sus soluciones para poder implementarlas antes de que podamos avanzar con confianza con las perforaciónes en alta mar.

No debemos desperdiciar esta oportunidad de aprender de los errores del pasado y hacer la perforación en alta mar más segura para todos. Hasta que no abordemos esta situación desde sus raíces, estaremos jugando a la ruleta con el Golfo.