Destacados empresarios mundiales definen soluciones para el calentamiento global

El debate sobre el cambio climático pasa de la especulación a las acciones concretas y la evaluación de McKinsey detalla oportunidades para la reducción de emisiones e indica que las medidas políticas

WASHINGTON (Noviembre 29, 2007) – Un nuevo y extenso informe divulgado hoy por McKinsey & Company, una de las principales firmas de consultoría administrativa del mundo, ofrece la evaluación más completa hasta la fecha de las opciones y oportunidades para reducir las emisiones causantes del calentamiento global generadas en los EE. UU. a niveles que, según los expertos, son necesarios para evitar daños ambientales peligrosos y costosos. Mediante un análisis detallado de tecnología y costo para más de 250 medidas diferentes, el estudio concluye que se pueden lograr los resultados necesarios de costo bajo o sin costo neto alguno para la economía, siempre y cuando actuemos ya.
 
El Consejo para la Defensa de Recursos Naturales (NRDC, por sus siglas en inglés) fue uno de los siete copatrocinadores del estudio que duró un año y que aparece en un momento crucial en el debate sobre el calentamiento global, cuando los líderes empresariales y políticos se metieron de lleno en la tarea de comenzar a formular soluciones. El informe enfatiza que las políticas, más que la tecnología en sí, son la clave para sacar soluciones más eficientes y limpias de los laboratorios y llevarlas al mercado.
 
«El calentamiento global se convirtió en el propulsor fundamental de los negocios y la economía estadounidense. Las compañías previsoras saben que viene el momento de actuar y toman posiciones para estar al frente del juego», comentó la presidenta de NRDC, Frances Beinecke. «Las estrategias para reducir emisiones y la demanda de energía crean retos y oportunidades al mismo tiempo. Si implementamos las medidas correctas ahora, podemos generar ahorros formidables en toda la actividad económica».
 
Diversos desarrollos han hecho del 2007 un punto de cambio crucial. Este año vimos emerger estrategias competitivas contra el calentamiento global en el corazón de una de las mayores transacciones de la historia: la compra del gigante eléctrico TXU por US$ 44 mil millones, cuyos nuevos propietarios rechazaron planes para ocho nuevas centrales térmicas a carbón, a favor de una cartera de generación de energía más eficiente y limpia. Mientras tanto, una creciente lista de principales compañías estadounidenses conocidas como la «Sociedad de acción climática de los EE. UU.» (U.S. Climate Action Partnership) ha lanzado una petición sin precedentes para establecer un límite federal de contaminación por gases que atrapan el calor, respaldada por un sistema de mercado que recompensa resultados rápidos y recorta los costos generales para la economía.
 
Hace unos meses, la Corte Suprema dictaminó que los funcionarios ambientales federales deben comenzar a abordar la contaminación climática. Veinticinco estados han establecido sus propias normas contra la contaminación que genera el calentamiento global y el impulso crece rápidamente para la legislación federal, con una histórica ley bipartidaria que se espera se presente a votación en el Comité Ambiental del Senado la semana próxima.
 
Según el NRDC y McKinsey, se requieren tres acciones principales para eliminar las barreras mercantiles y asegurar que se obtengan los resultados más rápidos y económicos y a tiempo para lograr el cambio.
 
En primer lugar, los legisladores necesitan crear un marco estable que ofrezca al inversor certezas sobre las reducciones de emisiones requeridas, al establecer a la brevedad un conjunto sensato de límites a la contaminación. También se deben eliminar los obstáculos y la falta de incentivos que artificialmente impiden la rentabilidad de la energía y ahorro en emisiones. Finalmente, es necesario el respaldo a la innovación mediante, por ejemplo, la investigación y desarrollo y créditos fiscales para la comercialización, a fin de trasladar las tecnologías ya comprobadas al mercado en escala comercial.
 
"Nosotros creemos que solucionar el reto del calentamiento global va a generar una nueva revolución industrial, con la tecnología e innovación de los EE. UU. a la cabeza," dijo Beinecke. "McKinsey ha trazado el camino con un plan de acción excelente. Sin embargo depende de Washington que salgamos del garaje. Tenemos la posibilidad de hacerlo bien, pero la ventana de oportunidad es muy estrecha."
 
"Los economistas dicen que no existe la comida gratis, pero el menú presentado hoy aquí es más económico y apetecible de lo que a muchos les hicieron creer, siempre y cuando hagamos el pedido ahora," comentó.
 
Además del NRDC, el estudio McKinsey fue copatrocinado por DTE Energy, Environmental Defense, Honeywell, National Grid, PG&E y Shell.