La economía verde - muchos caminos, una dirección

El primero de noviembre  más de 600 gobiernos nacionales, ONGs , entidades internacionales y otras partes interesadas presentaron sus aportes a lo que será el primer texto de negociación para  la Cumbre de la Tierra Río+20.  Una vez que los especialistas de las Naciones Unidas hayan revisado y sintetizado estos aportes en un borrador inicial, podrán empezar las negociaciones  sobre un documento final como resultado de Río+20. Por lo tanto, es crítico que los gobiernos se enfoquen en asegurar que dichas negociaciones sean productivas y hagan de Río+20 una  cumbre exitosa.  En particular, es importante que en vez de profundizar en debates sobre el significado de la “economía verde” – uno de los temas prioritarios de la cumbre, los gobiernos y demás actores comiencen a identificar medidas y compromisos concretos de sostenibilidad.

A la fecha, diecisiete  países de Latinoamérica y el Caribe ya han presentado sus aportes oficiales, detallando sus posiciones sobre el desarrollo sostenible y los resultados que esperan en Río el próximo año. Las contribuciones de los gobiernos de la región reflejan las diferentes perspectivas sobre la “economía verde” que ya se habían divisado en los últimos meses.  Algunos  países están opuestos al concepto  mismo, mientras que otros reconocen que la economía verde es un mecanismo flexible para lograr un desarrollo sostenible y acorde con circunstancias nacionales. Pero quedando ya relativamente poco tiempo para Río +20 es hora de  dejar a un lado los debates sobre el significado de la “economía verde”.  Es más bien, necesario concentrarse en identificar las acciones y compromisos concretos que serán lo que llevará a la región hacia un futuro más sostenible ambiental y socialmente, en el cual distintas comunidades tengan acceso a oportunidades económicas que no degraden los recursos naturales de los cuales todos dependemos. 

El significado de la economía verde se debe definir a través de compromisos precisos y a corto plazo  en materia de energía, clima, océanos, salud pública, agua y otros temas en los cuales es crítico  lograr la sostenibilidad.  El documento final de Río+20 deberá reiterar el compromiso de los gobiernos a trabajar hacia un desarrollo sostenible; pero aún más importante  y necesario será  comenzar a generar una lista de compromisos  por parte de países, empresas y la sociedad civil .

Una de las propuestas que ha surgido de Latinoamérica, por parte de Colombia, consiste en adoptar Objetivos de Desarrollo Sostenible. Si esta propuesta avanza durante los próximos meses será necesario que dichos objetivos estén basados en acciones tangibles, no meramente  aspiraciones.  Es decir, el fundamento de cualquier objetivo de desarrollo sostenible a largo plazo debe ser las acciones  concretas que nos comprometamos a llevar a cabo.

Algunos países ya han comenzado a apuntar a la necesidad  de acciones específicas. Costa Rica ha señalado que una economía verde debe incluir el desarrollo de cuentas verdes  para los sistemas de contabilidad nacional, reformas fiscales que incentiven la producción sostenible, y la eliminación de incentivos perversos que no fomentan el uso eficiente de recursos.  Chile también ha destacado la importancia de compras públicas sustentables, la eliminación de subsidios, la importancia de energía renovable y eficiencia energética y la necesidad de  generar empleos dignos y verdes.

Identificar los cambios generales a políticas existentes y la clase de acciones necesarias es un buen primer paso.  También es importante que los gobiernos de la región comiencen  a desarrollar propuestas específicas de cómo lograránestos cambios. ¿Qué subsidios se eliminarán ¿Cómo fomentarán tecnologías más limpias? ¿Qué harán para cumplir con compromisos ya existentes para proteger la biodiversidad y los recursos naturales? ¿Cuánta energía limpia generarán? Chile podría, por ejemplo, producir un 20 por ciento de toda la energía generada en 2020 a base de fuentes de energía renovables no convencionales, como señaló el Presidente Piñera en 2010 y  como propone un proyecto de ley actualmente bajo debate en el Congreso.   Costa Rica, que ya prohíbe el aleteo de tiburones en sus aguas,  podría tomar el próximo paso  en la lucha para  eliminar completamente esta practica no-sostenible e inhumana al prohibir la importación de aletas, cerrando así una fisura legal que permite que el aleteo de tiburones continúe.  

Hay muchas maneras y diversos caminos para que países logren un desarrollo ambiental y socialmente sostenible. Crear economías verdes nacionales  - que fomenten la producción y el consumo limpio y protejan los recursos naturales - es uno de los mecanismos que permitirá semejante desarrollo.  Desde 1992, con la adopción de la Agenda 21, sabemos en qué dirección debemos apuntar.  Ahora, a medida que nos acercamos a la Cumbre de la Tierra Rió+20, es el momento para que cada país, las empresas y la sociedad civil comiencen  a definir los pasos concretos que tomarán para lograr el desarrollo sostenible.