Territorios Indígenas en Canadá y Colombia son ahora Patrimonio Mundial

Two parks separated by about 4,000 miles— one a coniferous forest, the other a tropical jungle—but both significant homelands of Indigenous Peoples, have been named World Heritage sites. This week, UNESCO designated Pimachiowin Aki in Canada and Chiribiquete National Park in Colombia official “mixed” natural and cultural World Heritage sites, acknowledging their immense ecological value and their importance to Indigenous Peoples who have lived there for millennia.

Dos parques separados por casi 4.000 millas, uno un bosque de coníferas y el otro un bosque tropical, pero ambos importantes territorios de pueblos indígenas han sido nombrados sitios del Patrimonio Mundial. Esta semana, la UNESCO designó a Pimachiowin Aki en Canadá y al Parque Nacional Chiribiquete en Colombia sitios "mixtos" naturales y culturales del Patrimonio Mundial, reconociendo su inmenso valor ecológico y su importancia para los pueblos indígenas que han vivido allí durante milenios. Los pueblos indígenas en cada parque tienen metas y formas de vida muy diferentes. Sin embargo, ambos territorios se han enfrentado a tasas alarmantes de deforestación y degradación forestal, amenazando a las comunidades que llaman hogar a estos bosques. La designación de estos dos parques es un paso importante para reconocer los derechos de los pueblos indígenas de vivir y salvaguardar la tierra como ellos lo deseen.

Reconciliación y manejo de tierras liderado por indígenas en el bosque boreal canadiense

Pimachiowin Aki, en la frontera de Manitoba y Ontario, se encuentra en el corazón del bosque boreal de Canadá. La región es hogar de una de las manadas más grandes de caribú boreal al sur de la Bahía de Hudson, junto con especies de alces, carcayús (gulo gulo) y somorgujos. Allí, las Naciones Originarias de Anishinaabe han luchado durante diecisiete años para que la región de 2,8 millones de hectáreas ("La tierra que da vida") fuera nombrada Patrimonio de la Humanidad para protegerla del desarrollo invasor. Esta semana, Pimachiowin Aki se convirtió en el primer sitio mixto cultural y natural del Patrimonio Mundial en Canadá.

La designación es una victoria importante para esta región amenazada. La tala está teniendo un efecto devastador en el bosque boreal en todo Canadá, con profundos impactos en los pueblos indígenas, el clima global y en especies en riesgo como el caribú boreal. Entre 1996 y 2015, solo en Ontario y Manitoba 3,8 millones de hectáreas fueron talados. Los pueblos indígenas de todo el país enfrentan la pérdida de sus bosques intactos, lo que desgasta las relaciones que han tenido con la tierra. A pesar del devastador impacto que la tala tiene sobre los pueblos indígenas, muchas naciones y comunidades están excluidas de la toma de decisiones sobre el desarrollo en sus territorios tradicionales. Esta exclusión debilita los derechos indígenas establecidos internacionalmente y adoptados a nivel nacional.

Las Naciones Originarias del Río Bloodvein, Little Grand Rapids, Pauingassi y del Río Poplar han trabajado conjuntamente a través de sus territorios para garantizar que se conserven los derechos sobre sus tierras. La designación de Pimachiowin Aki como Patrimonio Mundial ayudará a proteger su hogar y la tradición anishinaabe de Ji-ganawendamang Gidakiiminaan, o "Mantener la tierra", que es una responsabilidad sagrada.

La decisión de la UNESCO es un gran impulso a los esfuerzos de Canadá para cumplir su compromiso bajo la Convención sobre Diversidad Biológica de proteger el 17 por ciento de la tierra y las aguas continentales del país para el 2020. Actualmente, solo el 10.5 por ciento de Canadá está protegido. Un informe de 2018 del Círculo de Expertos Indígenas identificó el papel central que desempeñarán las áreas protegidas dirigidas por indígenas para alcanzar este objetivo. Pimachiowin Aki es un modelo de cuán efectivas pueden ser las áreas protegidas administradas por la comunidad y es parte de un movimiento creciente de gestión liderada por indígenas en el bosque boreal. Ahora, las Naciones Originarias de Anishinaabe tendrán el poder de proteger y administrar sus tierras para las generaciones futuras.

Las expectativas de paz y aislamiento en la Amazonía colombiana

Aún sanando de las heridas recientes de una guerra civil que duró medio siglo, Colombia sigue siendo uno de los países del mundo más divididos, pero más "megadiversos". Colombia realizó un referéndum en 2016 sobre un acuerdo de paz propuesto entre el gobierno federal y los guerrilleros de la FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). El voto en contra del acuerdo ganó por un margen estrecho, pero el Congreso de Colombia logró aprobar un acuerdo de paz revisado, lo que llevó al desarme y la reintegración de la FARC en la sociedad. Como resultado, vastas extensiones del país que habían sido afectadas por la guerra ahora se están volviendo más accesibles.

Excluido del Patrimonio Mundial debido a preocupaciones de seguridad relacionadas con el conflicto, el cultivo de coca y el tráfico de contrabando, el Parque Nacional Chiribiquete, conocido por los pueblos indígenas como "La Maloca del Jaguar" (casa ancestral del jaguar), es el parque más grande en Colombia, que comprende 2,8 millones de hectáreas, un área del tamaño de Hawai. Además de los jaguares, alberga una extraordinaria biodiversidad de especies raras de flora y fauna, incluyendo pumas, delfines rosados, tapires de tierras bajas, nutrias gigantes, monos aulladores y monos lanudos de color marrón que viven entre ríos, cascadas y rápidos que corren bajo la zona icónica de las amenazantes formaciones rocosas de  Guayana conocidas como tepuis. Muestras pictográficas que pueden tener hasta 20,000 años de antigüedad revelan la vibrante historia precolonial. Misioneros franciscanos se encontraron con gente del pueblo indígena de Carijona en el siglo XVIII y los habitantes actuales del parque incluyen diversos grupos de pueblos indígenas que hablan Tucano, Uitoto, Arawak y lenguas Caribes. Al menos cuatro grupos indígenas que residen dentro del parque permanecen aislados, con poco o ningún contacto con el mundo exterior.

Sin embargo, al igual que Pimachiowin Aki, la región se ve en riesgo por las actividades industriales, especialmente la tala. Un estudio reciente encontró que en 2017 Colombia tuvo el mayor incremento en la pérdida de cobertura de árboles que cualquier país con bosque tropical. En un corredor de conservación a las afueras de Chiribiquete, las poblaciones indígenas de Murui Muina (Uitoto) que habitan las recientemente extendidas reservas de Puerto Cortés, Los Monos y Monochoa enfrentan amenazas de tala industrial en su territorio. Las principales causas de la deforestación en la región incluyen la construcción de la carretera Marginal de la Selva y la tala ilegal de bosques para la ganadería y la expansión agrícola.

La designación del Patrimonio Mundial de la UNESCO es un paso importante hacia la protección de la región. También ayudará a mantener el aislamiento, dentro de los límites del parque, de los grupos indígenas que deseen permanecer separados del mundo exterior. La ONU y ONGs internacionales han comenzado a legislar el aislamiento como un componente del derecho a la autodeterminación y la diferencia cultural radical consagrado en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Las implicaciones éticas del aislamiento voluntario se reflejan en la galardonada película colombiana Abrazo de la serpiente, en la que un chamán indígena se encuentra con varias generaciones de etnobotánicos euroamericanos que buscan extraer la esencia sagrada de la yakruna, una planta rara. La designación del sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO ayudará a conservar Chiribiquete de una manera sostenible y preservar las formas de vida de los grupos indígenas en el parque.

Proteger la tierra, defender los derechos indígenas

Las presiones industriales que enfrentan los pueblos indígenas en América del Norte y del Sur son importantes. Tanto Canadá como Colombia aún tienen un largo camino por recorrer para promover los derechos de los indígenas y proteger sus bosques de importancia mundial. Sin embargo, la reciente decisión de la UNESCO de designar a Pimachiowin Aki y Chiribiquete como sitios del Patrimonio Mundial ofrece a los Pueblos de ambas regiones oportunidades para seguir practicando sus formas de vida y relaciones con la tierra. También proporciona a ambos países un modelo para proteger los ecosistemas forestales y apoyar a las sociedades que los han manejado durante milenios.

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