Las mujeres de Latinoamérica, agentes poderosas en la lucha contra el cambio climático

El rol que las mujeres tienen en sus comunidades las convierte en agentes cruciales para la acción climática. Afortunadamente, este rol ha sido reconocido por varios países Latinoamericanos que lo han integrado en sus instrumentos de política y compromisos climáticos internacionales.

Este blog fue escrito por Fabiola Hernández quien es candidata de una Maestría en Manejo Ambiental de la Universidad de Yale. Fabiola es Speth Fellow para NRDC y trabaja en temas de clima internacional con un enfoque en silvicultura y conservación en América Latina.

La Cumbre Global de Acción Climática (GCAS, por sus siglas en inglés) celebrada la semana pasada en California fue una oportunidad para que los líderes mundiales de las empresas, la sociedad civil y el gobierno local llevarán “la ambición al siguiente nivel". Para muchos líderes esto ha significado destacar la vulnerabilidad única que las mujeres sufren ante el cambio climático, pero también elevar el papel de las mujeres para lograr, e incluso superar, nuestros compromisos climáticos globales. El rol que las mujeres tienen en sus comunidades las convierte en agentes cruciales para la acción climática. Afortunadamente, este rol ha sido reconocido por varios países Latinoamericanos que lo han integrado en sus instrumentos de política y compromisos climáticos internacionales. La transición hacia el nuevo marco climático en el 2020 ofrece una oportunidad para que estos países pongan en práctica sus compromisos y para que otros busquen metas que incluyan y beneficien a las mujeres.

América Latina es una región particularmente vulnerable al cambio climático donde se pronostica que los daños económicos anuales asociados al cambio climático alcanzarán unos $100 mil millones de dólares para el año 2050. Las mujeres rurales e indígenas en particular tienen medios de vida frágiles que dependen en gran medida de los recursos naturales locales, mismos que el cambio climático hace cada vez más difíciles de garantizar. Más información sobre cómo el cambio climático afecta a las mujeres está disponible aquí y aquí. De los 300 millones de mujeres de la región, 59 millones viven en áreas rurales. Cuarenta por ciento de las mujeres rurales participan en trabajo no remunerado y tienen menor acceso a la tierra y otros activos financieros a diferencia de los hombres.

En la región, todavía hay trabajo por hacer para lograr la igualdad de género en derechos y oportunidades. A pesar de esto, las mujeres en América Latina desempeñan papeles críticos en sus comunidades y son clave para asegurar alimentos, recursos e ingresos para sus familias. Especialmente en las áreas rurales, las mujeres tienen un rol importante en las actividades productivas y en el manejo de recursos naturales y como ejemplo, representan el 20 por ciento de la mano de obra agrícola de América Latina.

Dichos roles y conocimientos en diferentes ámbitos, hacen que las mujeres latinoamericanas sean poderosas "agentes de cambio", capaces de hacer contribuciones significativas a la acción climática y cruciales para lograr un futuro resiliente y hacer prosperar a nuestras comunidades. De hecho, empoderar a las mujeres y avanzar hacia la igualdad de género es crítico para lograr una sociedad prospera y contribuye a reducir la vulnerabilidad al cambio climático.

Un estudio encontró que dar a las mujeres las mismas oportunidades que los hombres para participar en la economía, agregaría hasta $28 billones de dólares (o 26 por ciento) al PIB mundial anual para 2025. Esto es equivalente a las economías de Estados Unidos y China juntas. Además, darles a las mujeres las herramientas para planear el tamaño de sus familias, desaceleraría el crecimiento de la población y reduciría las emisiones globales de carbono hasta en un 15 por ciento, equivalente a detener la deforestación y la degradación forestal mundial. Desde el punto de vista ambiental, el PNUD encontró que los países con una mayor representación de mujeres en el Congreso y en la toma de decisiones políticas tienen mayor probabilidad de ratificar acuerdos ambientales multilaterales, destinar áreas protegidas y prevenir la degradación ambiental.

Reconociendo las ventajas de involucrar a las mujeres en la acción climática, países de América Latina han tomado en cuenta la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres al diseñar sus políticas climáticas. Perú y México han incluido objetivos relacionados con género en sus planes de acción sobre cambio climático, mientras que Bolivia implementa proyectos para empoderar a las mujeres en el sector agrícola. Más información sobre estas políticas esta disponible aquí. Además, países de la región han incluido prioridades de género y referencias a la igualdad de género en sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, en inglés) presentadas a la CMNUCC en el marco del Acuerdo de París, un hito clave en la lucha global contra el cambio climático. La inclusión de género en los NDC es fundamental para garantizar la igualdad y crear oportunidades para poner en práctica políticas y programas nacionales sobre cambio climático que también beneficien a las mujeres.

Al 2016, el 40 por ciento (o 65 de los 161) NDC presentados hicieron al menos una referencia a "igualdad de género" y/o "mujeres", de acuerdo con la revisión realizada por el PNUD. Varios de estos NDC pertenecen a países latinoamericanos. Las referencias al género se incluyeron de diferentes maneras. El NDC de Costa Rica, por ejemplo, incluye el compromiso de apoyar la participación de las mujeres en la formulación de políticas y la acción climática. De manera similar, el NDC de Honduras reconoce que las mujeres deben ser consideradas al tomar decisiones en una sociedad baja en carbono. Costa Rica y México también señalan en sus NDC que la igualdad de género, junto con los derechos humanos, son aspectos transversales en la política de cambio climático.

Perú tomó medidas adicionales al desarrollar un Plan Nacional para la Igualdad de Género y un Plan de Acción sobre Género y Cambio Climático, que mencionó en su NDC. Perú incorporó el enfoque integral de género de esos planes en el NDC el cual señala que todos los instrumentos nacionales de cambio climático deben incorporar la perspectiva de género para asegurar la participación activa, plena y en igualdad de condiciones de mujeres y hombres en consultas y procesos de toma de decisiones relacionados con recursos naturales, manejo de emisiones de GEI, y la generación de estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático.

Siguiendo los ejemplos de Costa Rica, Perú, México y Honduras, hay una oportunidad para que otros países de América Latina examinen y mejoren sus NDCs en términos de inclusión de género en la próxima ronda en 2020. Incluso antes de esto, podrían implementar medidas y políticas que reconozcan y respalden los roles que las mujeres desempeñan tanto en la adaptación como en la mitigación del cambio climático. Después de todo, estás les traerían mejores resultados en la lucha ante el cambio climático.

GCAS brindó un escenario para celebrar nuestros logros globales, pero también fue una oportunidad para generar impulso para compromisos mundiales más profundos e inteligentes que incluyan a mujeres en la toma de decisiones. Esto será clave para traducir los ambiciosos objetivos y aspiraciones establecidos en los NDCs en acciones concretas que logren estabilizar el clima de la Tierra y al mismo tiempo crear mejores condiciones y oportunidades para las mujeres.

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