Cómo enfrentar la amenaza de fractura hidráulica en tu comunidad

La clave para formar una buena oposición contra las compañías petroleras y compañías de gas natural está en organizarse bien en tres frentes principales.

A tall drilling rig on a barren lot is surrounded by heavy trucks and fencing, with green fields and residential areas visible in the background

Plataforma vertical de perforación en un pozo petrolífero de Range Resources Inc., ubicando en Canonsburg, Pensilvania.

Credit:

Andrew Harrer/Bloomberg via Getty Images

¡Madre mía, las cosas que se atreven a hacer las compañías de hoy en día para obtener petróleo y gas! Los métodos de extracción han alcanzado costos monetarios obscenos y suelen además acabar desastrosamente mal.

Tomemos la fractura hidráulica como ejemplo, un proceso mediante el cual se extraen petróleo y gas natural de formaciones rocosas impermeables. Todo ocurre a profundidad, mediante pozos que se extienden hasta una milla o más de largo. La operación consiste en mezclar cantidades de hasta millones de galones de agua junto con arena y compuestos químicos y bombear la mezcla a alta presión dentro de los pozos para lograr romper la roca y sacar lo que se busca.

La receta de químicos exacta no la sabe nadie, por considerarse secreto del oficio. Pero lo que sí se sabe es que la mezcla química utilizada en la práctica ha sido vinculada a un sinnúmero de problemas de salud, incluyendo la incidencia de cáncer. La fractura hidráulica acarrea además varios impactos graves al medio ambiente y amenazas a la salud pública.

Una sede de fractura hidráulica no es agradable para sus vecinos ni en su mejor día. La operación es escandalosa, entre el taladrar y el bombear, y además se necesitan luces extremadamente brillantes. El equipo industrial, como los quemadores y las fosas de desechos petroleros, liberan al aire benceno y compuestos orgánicos volátiles que forman esmog o neblumo. Y el tráfico constante de camiones pesados no sólo congestiona las carreteras locales, sino que las estropea.

Pero también hay días peores. A veces ocurren derrames y filtraciones de aguas residuales contaminadas, que acaban en los recursos de agua potable; otras veces, cuando se trata de disponer de cantidades masivas de dichas aguas, ocurren temblores. Y la operación no es inmune a accidentes peligrosos que empeoran el problema del cambio climático, como fugas de metano e incluso explosiones.

Por eso a nadie debe sorprender que la oposición comunitaria en ciertas zonas haya sido tan feroz que las operaciones de fractura hidráulica se hayan visto forzadas a considerar la relocalización. “El ángulo comunitario es crucial”, asevera Daniel Raichel, abogado de plantilla del NRDC. “Si no vemos mucho movimiento en el ámbito legal para lidiar con estos temas es porque las petroleras tienen dinero a tutiplén. Así que, ante la apatía del pueblo, se salen con la suya”.

Pero resulta que sí hay muchas maneras de hacer sentir y valer tu opinión.

A nivel federal

“La fractura hidráulica se aprovecha de varios tecnicismos que existen dentro de la ley ambiental”, señala Raichel. Uno de tales tecnicismos es el hecho de que los desechos petroleros no quedan definidos como desechos nocivos bajo la Ley de Conservación y Recuperación de Recursos. Sin lugar a duda, el tecnicismo dificulta la oposición a nivel federal; no obstante, la mejor estrategia es comunicarse con sus representantes y funcionarios electos para urgirles que corrijan el tecnicismo. “Si bien el cambio es lento en llegar, insistir en denunciar el problema abiertamente inflige presión tanto en los funcionarios como en la industria”, explica Raichel. “Como ya hemos visto en otros casos, si la corriente popular es lo suficientemente fuerte, el cambio llega”.

A nivel estatal

Con respecto a la fractura hidráulica, la ley federal ha dejado el poder principalmente en manos de los estados. Y la ley varía de estado en estado. El Estado de Nueva York, por ejemplo, exigió que se estudiaran minuciosamente los impactos de la fractura hidráulica masiva antes de permitir la operación rampante (estilo Pensilvania). Dicha movida por parte del estado sirvió para permitir el involucramiento de neoyorquinos en distintas fases y momentos claves a lo largo del proceso de revisión, lo cual dio paso a la prohibición estatal en el 2015.

Aun cuando un estado no exija un proceso de revisión obligatoria, todo ciudadano tiene derecho a reclamar a sus representantes que establezcan leyes estrictas. Existen también periodos abiertos a opiniones durante el transcurso de revisiones al código legislativo, en los cuales los ciudadanos pueden tomar parte. Para estar al tanto de cuándo se presentan dichas oportunidades, no hay más que inscribirse a un grupo estatal contra la fractura hidráulica.

A nivel local

Los activistas locales son “los que de verdad tienen poder para efectuar cambio”, asevera Damon Nagami, abogado sénior del NRDC. Y si lo que hace falta es un poco de inspiración, ver el ejemplo de David y Helen Slottje, un matrimonio de abogados con sede en el norte del Estado de Nueva York, quienes empezaron a ayudar a comunidades a pasar prohibiciones contra la fractura hidráulica y, eventualmente en el 2009, fundaron el Consejo Comunitario para la Defensa Ambiental.

Si tienes reservas sobre las consecuencias que podría conllevar el tomar acción a nivel municipal, o si el estado no permite prohibiciones de fractura hidráulica a nivel local, siempre hay maneras más comedidas de abordar el asunto. Intenta presentar soluciones e ideas a menor escala en reuniones municipales. Por ejemplo, se podría introducir la idea de prohibir la fractura hidráulica en zonas residenciales, o dentro de un radio de 500 pies alrededor de edificios escolares, o en zonas vecinas a parque recreacionales o reservas naturales.

Al redactar ordenanzas, lo más importante es que el lenguaje sea específico y la terminología acertada, de manera que las compañías petroleras no puedan valerse de tecnicismos. La jerga puede resultar complicada para quienes no se dediquen a ello profesionalmente. El NRDC ha desarrollado el Proyecto de Defensa a Comunidades contra la Fractura Hidráulica, precisamente para contrarrestar el obstáculo idiomático y proporcionar asesoramiento legal a nivel local. “Porque a veces se necesita un experto que te eche la mano”, concluye Nagami.


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